Desde que sorprendiera en 2011 con su opera prima Bleak Night (en la que el director ponía sobre la mesa el acoso escolar y las desigualdades sociales en el sistema educativo en Corea en clave de thriller), muchos éramos los que esperábamos el nuevo trabajo de su realizador. Se ha hecho esperar, pero después de 9 años Yoon Sung-hyun regresa este 2020 con un thriller que plantea un futuro distópico donde Corea se ha convertido en un país deprimido, con calles sucias, pobreza y marginalidad, en el que impera la ley del más fuerte. Vamos, casi un augurio de lo que sucederá hoy día si no cambia el modelo de crecimiento económico en el que el mundo está inmerso.
La historia es un relato de supervivencia que remite por momentos al Terminator de James Cameron, por la persecución implacable a la que se ven sometidos un grupo de jóvenes: cuatro amigos que pasan de bordear la legalidad con pequeños trapicheos, a planear y ejecutar un robo a una casa de apuestas. Un robo que significa la esperanza de estos cuatro marginados de salir de una ciudad violenta, dejada de la mano de Dios, en la que el poder sigue residiendo en el dinero y en la forma de gastarlo.
La historia es un relato de supervivencia que remite por momentos al Terminator de James Cameron
Dos de los cuatro protagonistas, Lee Je-hoon (Architecture 101) y Park Jung-min (Psychokinesis) ya habían trabajado previamente con el director en la mencionada Bleak Night. Completan el reparto Choi Woo-sik (al que muchos recordarán por su papel en la exitosa Parásitos), Ahn Jae-Hong (Microhabitat), junto a su perseguidor Park Hae-soo (The Pirates), que hará todo lo posible y lo imposible para finalizar su misión con éxito: acabar con la vida de los cuatro ladrones.
El film, que luce un excelente diseño de producción a la hora de mostrar esa futura Corea, además de emplear todos los recursos del thriller, sabe conectar con el espectador, tanto en la construcción de los personajes, como en la crítica social que plantea. ¿Hacia dónde nos conduce una sociedad hipercapitalista que no se detiene en las necesidades de su población? Algo que Yoon Sung-hyun ya apuntaba en su primera película, y que no deja de lado en su segunda producción.
Time to Hunt, tras su pase especial en el Festival de Cine de Berlín, tenía previsto su estreno en Corea el 26 de febrero de 2020, pero la crisis del COVI19 llevó consigo un aplazamiento en su lanzamiento comercial. Algo que fue aprovechado por Netflix para negociar directamente con su productora local Little Big Pictures, y firmar un contrato para la distribución mundial de la película en su plataforma. Con fecha de estreno el 9 de abril. Sin embargo, Contents Panda, que en Berlín había negociado los derechos internacionales de la película para que esta pasara por diferentes festivales a lo largo del año, impugnó judicialmente el acuerdo. Al final, los tribunales dieron la razón a Netflix que estrenó la película el 23 de abril en la plataforma y a todo el mundo.
Es cierto que Time to Hunt hubiera lucido y mucho en el BIFF, en Fantasia y, claro, en el Festival de Cine de Sitges. Se trata de una película que combina el thriller con el terreno de la distopía, un film que hubiéramos aplaudido a rabiar en cualquier festival de género. En todo caso, la película ha gozado de una distribución internacional y eso es una buena noticia, a pesar de que para Netflix se trate tan sólo de un mero ‘fondo de armario’. Como le decía un personaje a Jack Lemmon al final de Con faldas y a lo loco: “Nadie (y nada) es perfecto”.
Una crítica de Enrique Garcelán