El viernes recibió al CAFW con un chaparrón de los que hacen época, aunque los más aguerridos del lugar acudieron a su cita con la primera sesión capeando viento y marea. Yo, que no me cuento entre ellos (y es que la edad ya invita a no protagonizar secuencias de acción) comencé mi maratoniana jornada viendo el drama japonés de Haru´s Journey, film avalado por haber recibido recientemente (concretamente ayer) la Alhambra de Plata en el Festival Cines del Sur de Granada. Antes del inicio de la proyección, Mike Hostench, programador del CAFW, se dirigió a la media entrada asistente para leer una emotiva carta enviada por el director del film, Masahiro Kobayashi (Koroshy, Bashing) donde se hacía referencia al devastador terremoto sufrido en Japón en marzo de este mismo año, y que entre otros, había destruído completamente todos los edificios y demás lugares donde acontece la acción. Haru´s Journey nos remite a clásicos cmo Buenos días, de Yasujiro Ozu o al más reciente Still Walking, de Hirokazu Koreeda, aunque en el caso que nos ocupa se traten temas como la incomunicación familiar desde un prisma melodramático más agudizado (hay que ir al cine bien surtido de kleenex, porque a buen seguro los vais a necesitar).
La sorpresa al salir de esta sesión fue ver que el ritmo de la cola de venta de entradas iba creciendo por momentos, y es que los platos fuertes del día aún estaban por llegar: para seguir hundiéndonos en la depresión más profunda que mejor veneno que asistir a la proyección del film más catastrófico rodado en China en muchos años: Aftershock. Muchos de los espectadores que acuden al CAFW son auténticos neófitos en cine oriental, y es frecuente escuchar preguntas a las taquilleras del tipo ¿y ésta de que va?, ¿The Journals of Musan es china, japonesa o coreana? O ¿cuál me recomiendas? Pues bien, el que se decida por entrar a ver Aftershock va a acudir a un auténtico recital de hecatombes y cataclismos que le dejará pasmado en el asiento. Aftershock, con un presupuesto de más de veinte millones de euros, bastante alto para lo que suelen ser los estándares chinos, pasa por ser también la primera película china que se proyecta en cines Imax, a parte de haber sido escogida por su país de producción como candidata a mejor película de habla no inglesa en la próxima edición de los Óscars. Aunque pueda parecer extraño, este recomendable film consigue aunar, durante su dilatado metraje, una primera parte catastrofista trufada de espectaculares efectos especiales que no desmerecen en nada a producciones tipo Roland Emmerich (2012, Independence day) con una segunda mitad mucho más intimista donde priman las relaciones personales. Esto le da pie a tratar temas como la crudeza de las emociones humanas en situaciones límites, (impresionante el momento en que la madre debe decidir con que hijo se queda y cual muere sepultado), el perdón (que aquí no desvelaremos) y el amor incondicional a la familia. Si bien no será un plato fácil de digerir para todos aquéllos que no estén acostumbrados al sosegado ritmo oriental si que es recomendable para los amantes de las grandes epopeyas.
Y así entre terremoto y terremoto nos plantamos en la última sesión de la jornada. Si bien se podía haber escogido entre la última producción de la homenajeada Ann Hui, All About love (y que presentó en la sala 3 de los cines Girona la misma realizadora) o el morbo del documental subidito de tono Yoyochu in the land of the rising sex las masas lo tuvieron muy clarito desde el principio, y es que The Man from Nowhere, del coreano Lee Jeong-beom es la heredera directa de la maravillosa Old Boy, de Park Chan-wook. Un film que crece a medida que su personaje va mutando de pacífico y solitario prestamista a enfurecido y sanguinario vengador. Se ha querido comparar este film al francés El Profesional, de Luc Besson, principalmente por la relación de amistad que el protagonista mantiene con la pequeña Jeong So-mi (Kim Sae-ron, vista en A Brand New Life), y aunque sí pueda admitirse cierta semejanza en el desarrollo de la trama, hasta ahí puede llegar el parentesco, porque The Man from Nowhere destila fuego y rabia en cada fotograma, acercándose mucho más a títulos como OldBoy o A Bittersweet Life. Desde los títulos de crédito quedas atrapado por una historia que sabe desarrollar a la perfección sus diversas subtramas, dotando a cada personaje de entidad propia, por muy secundario que sea, y reservándonos altas dosis de violencia gráfica y realismo que rayan a gran altura. Pura adrenalina. Así podríamos definir sin rodeos este torbellino, tan violento como disfrutable, que es The Man from Nowhere.
Y por hoy nada más, que no es poco. Sólo nos queda azuzar a todo aquel espectador remolón que todavía no se haya decidido a venir a disfrutar de uno de los mejores festivales cinematográficos de Barcelona para que este fin de semana se de una vuelta por los cines Girona y disfrute del espectacular ambiente que allí se vive. Y hoy encima toca maratón, con un montón de sorpresas incluidas.
¡Hasta mañana!
Francisco Nieto