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Usagi Drop (Japón, 2011)

13/06/2012

Ficha Técnica: Director: Hiroyuki Tanaka (Sabu) País: Japón Año: 2011 Con: Kenichi Matsuyama, Karina, Mana Ashida, Mirei Kiritani, Mayu Kitaki. Género: Comedia/Drama Duración: 114 min.

Desprovista de más pretensión que el mostrarnos una agradable historia con un reparto perfecto, Usagi Drop es una enternecedora historia sobre la paternidad, sobre lo que significa ser padre, con sus pros y contras y su riqueza emocional. Un ensalzamiento en toda regla de la paternidad.

Sabu (Dangan Runner, Monday), conocido director ante todo por sus películas delirantes, excéntricas y frenéticas, deja de lado su estilo tan personal, salvo en determinados momentos donde no pueden faltar las carreras a contrarreloj, para traernos posiblemente su película más accesible para el público general hasta la fecha, teniendo en cuenta la premisa inocente de la película y su dirección convencional (que no mala).

Basado en un ‘josei’ (en teoría mangas destinados a mujeres adultas) de Yumi Unita, que ya ha sido adaptado a anime por la Fuji TV el año pasado, Usagi Drop centra su historia en Daikichi, un joven soltero que se tendrá que hacer cargo de la (sorprendentemente) aparecida hija ilegítima de su recientemente difunto abuelo, una niña de 6 años llamada Rin. Poco a poco, la relación y las vidas de Daikichi y Rin van evolucionando y cambiando, aprendiendo uno de otro. Mientras que Rin volverá amar y recobrar la sonrisa, Daikichi pronto se dará cuenta de las dificultades de criar a un hijo como padre soltero.

La película hace verdadero hincapié en lo que significa ser un padre en la sociedad actual, y en especial la japonesa, donde se pone por delante el trabajo que a la familia, ofreciendo diversos aspectos de la paternidad y explorándolos, junto a las ramificaciones sociales que representa. Muestra los sacrificios que hay que hacer para ser un buen padre, la carga emocional y física que representa criar a un niño, al mismo tiempo que se hace una crítica social y cultural, mostrando además un reflejo de la división de clases sociales según la implicación y valoración familiar. El ‘Daikichi soltero’, que trabajaba horas y horas, tenía un estatus en la empresa y un buen sueldo, pero cuando decide cuidar a Rin, o sea el ‘Daikichi padre’, y poner por delante a su nueva familia, adaptando su horario de trabajo, pierde su estatus y su sueldo. Daikichi pasará de compañeros trajeados para los que la empresa lo es todo y la anteponen a sus vidas personales, a compañeros de clase media que parecen macarras, pero que adoran a sus familias y hablan con entusiasmo de sus hijos. Contrastes quizá demasiado «radicales» para mostrar las diferencias muy marcadas de la nueva vida que se le presenta por delante a Daikichi, pero que probablemente no estén tan alejadas de la realidad.

Kenichi Matsuyama (Norwegian Wood, Gantz) funciona muy bien con la estrella infantil Mana Ashida (Marumo no Okite, Liar Game-Saisei): presentan una muy buena química, y él se comporta más como un hermano mayor afectivo y divertido, que como un padre serio. Aunque su personaje crece como padre y persona, pasa de ser un hombre despreocupado que vive para el trabajo, a uno responsable que cambia de prioridades en la vida. Su personaje evoluciona en menor medida que el más complejo de Ashida, que lleva a cabo su evolución de niña abandonada triste a ser una alumna alegre y perceptiva, sin esfuerzo y con mucho encanto, convirtiéndose en la verdadera estrella del film, brillando y presentando un gran carisma y autenticidad en su papel.

La relación entre los dos personajes se presenta de manera muy creíble, divertida y entrañable, debido a sus buenas actuaciones y esa buena química que ambos presentan. De hecho, los personajes, su presentación, personalidad, carisma, relación y crecimiento, es lo que hace que esta película e historia original, sea tan fresca, así como las confrontaciones y problemas reales a los que se enfrentan.

Cuando mejor funciona el film es cuando se centra en la cotidianidad a la que se deben enfrentar los personajes, y pierde fuerza cuando de manera menos natural se intenta evolucionar la historia para avanzar la trama precipitadamente, y para darle un final a la película, perdiendo emoción entre cierto artificio a la hora de forzar sensaciones y emociones en el espectador. Son los «pequeños” momentos de la película los más apreciables, el crecimiento de los personajes y su relación, todos ellos presentados sin excesos melodramáticos, dando como resultado una película muy agradable y auténtica.

Lo mejor: Los personajes cercanos y creíbles, así como los actores que los interpretan. Unas elecciones e interpretaciones perfectas.

Lo peor: Que conociendo la historia original por medio del manga y el anime, echemos en falta un mayor desarrollo de los personajes secundarios. Que no hayan más momentos y escenas con la «etiqueta» Sabu.

Por nuestros colaboradores de El Pozo de Sadako

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