Cuando todavía no ha pasado ni una semana de la clausura del Festival de Sitges 2020, las emociones aún son tangibles y se hace difícil valorar con cierta objetividad esta edición. Pero si hay algo claro y compartido tanto por la concurrencia que acudió a Sitges de forma presencial, como la que lo hizo de forma online, es un hecho: la cultura y el cine son uno de los principales antídotos frente a los tiempos que corren. Las estrellas de Sitges este año tienen nombres y apellidos: los del público que siempre creyó que era posible hacer un Festival, el de los voluntarios (no hay palabras para agradecerles el esfuerzo y la dedicación) y, por último, un equipo que ha luchado por hacer realidad un sueño.
Asia… más o menos
En un primer análisis se ha de hablar del descenso en el número de películas asiáticas en las diferentes secciones del Festival. Es algo que no se puede ocultar. Pasar de 42 films en la edición de 2019 a 13 películas en el festival de este año (incluyendo el documental Be Water), es algo que no ha pasado desapercibido para el aficionado al cine procedente de Asia. ¿Qué ha sucedido? En primer lugar, la reducción de títulos programados obligada por la pandemia ha hecho que se redujeran las opciones para algunos títulos asiáticos. Por otra parte, la ausencia de la sección Órbita (dedicada al thriller), ha dejado a otros tantos títulos fuera de combate. Netflix también ha colaborado en parte, estrenando dos películas (Time to Hunt y #Alive) que en otras condiciones hubieran entrado en Sitges. Mencionar también el retraso en los estrenos internacionales (los capítulos finales de Kenshin, Evangelion) que se han pospuesto para 2021.
Es cierto que se han echado de menos algunos títulos asiáticos (títulos que estarán en otros festivales fantásticos y que consideramos interesantes para el aficionado), pero también hay que reconocer que producciones procedentes de Canadá, Rusia, Francia, Hungría o Polonia, y otros territorios que no suelen prodigarse en el género, han sido las mejor valoradas tanto por el público como por el jurado.
Dicho esto, el espacio Brigadoon ha contado con una nutrida representación asiática. Gracias a los clones de Bruce Lee, la sección de Trash-O-Rama, la de CineAsia, y a 76 Horror Bookstore, un excelente título de terror procedente de Taiwán, se han podido ver de forma gratuita trece producciones procedentes de Asia. Sin duda, uno de los platos fuertes ha sido el ciclo ‘Fights Back from the Grave’, que el aficionado a la brucexplotation ha disfrutado de lo lindo. Películas procedentes de Corea, Hong Kong o incluso Taiwán, en la que aprendices del malogrado Bruce Lee continuaron con la estela del maestro. Producciones tan locas como la coreana Bruce Lee lucha desde la tumba (Corea del Sur, 1976) o Sale el dragón, entra el tigre (Taiwán, Hong Kong, 1976) han llenado la sala del Brigadoon. Este ciclo ha sido un excelente complemento para el homenaje que el Festival le ha dedicado este año a Bruce Lee con la proyección del documental Be Water (Estados Unidos, 2020), realizado por el director de origen vietnamita Bao Nguyen y con la proyección de la copia restaurada en 4K de Furia oriental (Hong Kong, 1972), una de las películas más legendarias del gran maestro de las artes marciales.
Otra reflexión tras los once días de Festival es la consolidación de Indonesia como una de las cinematografías con mejores propuestas en el género del terror. Este año, en concreto, han desfilado tres por los cines de Sitges. Dos en la sección Panorama, la terrorífica Impetigore (Indonesia, 2020) firmada por un habitual de Sitges, Joko Anwar, y May the Devil Take You Too (Indonesia, 2020) dirigida por Timo Tjahjanto.
Al final, la que se llevó el gato al agua fue la tercera en discordia, The Queen of Black Magic (Indonesia, 2019) de Kimo Stamboel, enclavada en la sección Midnight X-Treme. La película, que mezcla la magia negra y la brujería se llevó el premio a la Mejor Película Midnight X-Treme, además del premio Focus Asia, que premia a la mejor película asiática del Festival. Un premio que secundamos, aunque seamos más fans del folk horror que Joko Anwar transmite en Impetigore.
Anima’t, la sección más asiática del Festival
La sección Anima’t, otro de los puntos fuertes del Festival y de la presencia asiática, se convirtió en una fiesta para los espectadores. Sesiones casi llenas (al 66% del aforo, tal y como marcaba la normativa Covid, y al 50% a partir del jueves a las 00:00h). Las proyecciones de Lupin III: The First, película de animación en 3D producida por la Toho y dirigida por Takashi Yamakazi, se vivieron con gran intensidad. Por la espectacularidad de la propuesta (el espectador asiste a una aventura al estilo Indiana Jones), y por el humor y el tratamiento de los personajes.
Hello World (Japón, 2020) es una estimulante propuesta de ciencia ficción que juega con los viajes en el tiempo y Seven Days War (Japón, 2020), que finalmente ganó el Premio Anima’t. Dirigida por Yuta Murano, la película es la adaptación de un best seller de los años 80 (que ya había tenido una versión en imagen real en su tiempo). Una propuesta que mezcla los problemas juveniles con dos tramas interesantes y poco tratadas en el anime: la inmigración y el colectivo LGTBI.
Por último, de Corea pudo verse la muy interesante: Beauty Water (Corea del Sur, 2020). Un film que adapta un webtoon, y en el que se dan la mano la búsqueda de la belleza y el cine de terror.
Península y momentos para el recuerdo
Otra de las grandes sorpresas también vino de Corea del Sur. Y es que después de las malas críticas que había recibido Península (Corea del Sur, 2020), tanto por parte de la crítica, como por aquellos que habían tenido acceso a la copia previa a su estreno, todo el mundo andaba expectante ante la proyección de la continuación de Train to Busan en la Sección Oficial de Sitges. ¿La respuesta? En Sitges los zombis coreanos recibieron un aplauso unánime. Nada qué decir acerca de los que opinan de una forma y los que opinamos de otra, simplemente un apunte: las películas están hechas para verse en salas de cine. Es un hecho.
Muchas otras cosas han sucedido a lo largo de la presente edición de Sitges. Momentos emocionantes como el día que el Diario del Festival recordaba a Jiyoung Joun, nuestra querida traductora de coreano fallecida a principios de año, o la sesión de Península que le dedicamos en el cine Retiro. Otros momentos difíciles, como el día que el Festival tuvo que adaptarse a las nuevas medidas anti-COVID. Momentos de reencuentro: con amigos, con alumnos que ya son amigos, con gente con la que te une la pasión por el cine.
Es difícil no acabar este reportaje sin recordar la frase de Bruce Lee: ‘Un objetivo no siempre está destinado a ser alcanzado, a menudo sirve simplemente como el camino a seguir’. Muchas gracias a todos los que con vuestra presencia o desde la lejanía nos habéis marcado el camino a seguir y habéis convertido en realidad un sueño: hacer de Sitges 2020 una de las ediciones más emocionantes que recuerdo.
Un reportaje de Enrique Garcelán