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Lupin y el Corazón Púrpura de Cleopatra: vuelve el ladrón más buscado de Japón.

01/04/2015

Después de cuatro años de rodaje, y de mantenerse el mismo en estricto secreto, llega la primera adaptación seria (aunque es mucho decir conociendo al tipejo en cuestión) de la serie que catapultó a la fama al dibujante Monkey Punch, gracias a la reinterpretación que hizo en viñetas del célebre personaje literario creado por Maurice Leblanc. Los que ya tenemos una edad recordamos la serie de televisión con cariño, y ahora, de la mano de Mediatres Estudio, en parte podemos rememorarla gracias al lanzamiento en nuestro país (en formatos DVD, BD y VOD) del espectacular live-action que hace poco menos de un año los nipones le dedicaron al personaje: Lupin y el corazón púrpura de Cleopatra. ¿Lo celebramos por todo lo alto, no?

LUPIN11En realidad Lupin III ya había contado con un olvidado y psicodélico manga-eiga en 1974 (Lupin III: Strange Psycho-Kinetic Strategy), pero con esta adaptación, fiel y rigurosa con la historieta original, por fin tiene la película que se merecía (aunque muchos no opinen igual). Para ello, la TBS (productora a la cabeza del proyecto) reclutó a Ryuhei Kitamura  para ponerle al mando del timón (¿quién mejor que él podría encarar un filme de acción?), dándole ese toque high-tech tan loco que necesitaba. Y es que la película arranca con una escena de pura orfebrería digital, soportada por unas texturas fotográficas y una paleta de colores muy gélidas, en pleno centro financiero de Singapur, cuya escenografía y planificación hace que nos vengan a la memoria viejos trabajos del Kitamura de los buenos tiempos (desde Alive a Godzilla Final Wars, pasando por el segmento The Messenger para la producción ómnibus JAM Films). No obstante, y a pesar del sello distintivo del realizador (especialmente en la introducción y el doble clímax final, lo que ha provocado cierto rechazo de una parte del aficionado, opinando que con su toque ha desvirtuado el espíritu del anime), hay que destacar la excelente factura técnica (el equipo técnico es el mismo que el de Space Battleship Yamato). Por más que algunos se afanen en encontrarle pegas al producto (a nivel narrativo son discutibles, pero técnicos habría que hilar muy fino), es inapelable el impresionante look visual que luce, y que por otro lado ya quisieran para sí otras adaptaciones de comics japoneses a imagen real.

LUPIN41A pesar de que el filme sigue las correrías del inspector Zenigata (brillantemente caracterizado por un histriónico Tadanobu Asano) para dar caza al nieto del famoso ladrón de guante blanco francés, se ha insertado una trama aventurera para dar cabida a todos los aliados de Lupin Sansei. Ésta los llevará hasta el Arca de Navarone, una fortaleza en forma de caja fuerte gigante situada en pleno corazón de la jungla tailandesa, con el objetivo de apropiarse del corazón púrpura de Cleopatra: un diamante separado en dos partes que unido forma un medallón del que las leyendas dicen que quien lo posea será el amo del mundo. Así pues, aparte del ladrón con las patillas más largas de la historia del manganime (encarnado por un más que convincente Shun Oguri), encontraremos al pistolero Daisuke Jigen (Tetsuji Tamayama), al samurai Goemon Ishikawa (Go Ayano) y a la ladrona Fujiko Mine (interpretada por la siempre sexi Meisa Kuroki, vista en Crows). Contarán con la ayuda, además, de un saltimbanqui hacker coreano (el apuesto Kim Joon). Sin embargo, otro avispado ladrón (Jerry Yan), que en su pugna con Lupin rompe el armisticio con la comunidad familiar de estafadores a la cual está afiliado, no les pondrá las cosas nada fáciles y deberán rivalizar con él para conseguir el medallón. En líneas generales todo el mundo se ha puesto de acuerdo y coinciden en la opinión de que este elenco de personajes es lo que más convence del filme: todos están tratados con rigurosidad y sirven para sustentar mi defensa con respecto a la voluntad de fidelidad que Kitamura y el equipo de diseñadores artísticos asumieron con la obra de Monkey Punch. Es cierto que el tono burlesco queda en segundo plano, y en todo caso entraríamos en el hecho de que puede discutírsele el tono, pero no la falta de rigor y esencia con la fuente original (esencia mejorada, eso sí, en el anime).
LUPIN21Sobre la misma esencia aún podemos añadir que, si Kitamura hubiera rehuido completamente de ella, no vislumbraríamos las pinceladas cómicas que se pueden apreciar a lo largo de la segunda hora. Asimismo, no identificaríamos los gestos característicos de cada personaje, y estos relucen constantemente (especialmente destacan los del inspector Zenigata y los del propio Lupin, e incluso la mirada de Goemon, aunque de este último se subraye sobre todo su actitud zen). Por si estos elementos no fueran suficientes, decidieron incluir el famoso FIAT 500 que aparece en El Castillo de Cagliostro (Hayao Miyazaki, 1979) en un claro homenaje a una de las mejores películas animadas que se he han realizado jamás sobre el personaje, por lo que Kitamura y los suyos conocían la saga y la evolución histórica de la misma al completo. No sé exactamente qué esperaban encontrar algunos fans (entre los que yo me incluyo, obviamente), pero si por un momento reflexionamos y tiramos la moviola para atrás nos daremos cuenta de que el personaje ha pasado por épocas de mejor gloria y otras de penitencia; ha vivido momentos álgidos y otros bastante lamentables, todo hay que decirlo. Hay que ser justos con él, ya que éste fue creado en 1967 e incluso para los cánones de la época el dibujo de Punch y el tipo de relato no arrancó con la fuerza que muchos se piensan (en un momento en que James Bond rivalizaba con las cintas de detectives niponas y el manga de Golgo 13); luego fue mejorando con nuevas incursiones editoriales y la primera serie de televisión (que no se concretaría hasta casi un lustro después de que apareciese el primer episodio en papel; normal hasta cierto punto por los estándares de la industria televisiva de aquel entonces).

A esta versión de carne y huesos tal vez le suceda lo mismo: le cuesta arrancar pero luego se convierte en un divertimento sin precedentes, acrecentado por la banda sonora del experimentado guitarrista y actor Tomoyasu Hotei y un Shun Oguri caído del cielo que inmortaliza a Lupin III para toda la eternidad.

Por Eduard Terrades Vicens

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