MENU

Let’s Go! (Hong Kong, 2011)

09/03/2012

Ficha Técnica: Año: 2011 País: Hong Kong Director: Wong Ching-Po Duración: 93 m Género: Acción Protagonistas: Pat Ha, Juno Mak, Stephy Tang, Wang Yu, Lam Ka-Tung. Más información:  imdb

Sinopsis: Un hombre, que durante su infancia fue un fiel seguidor de series televisivas históricas como Space Emperor God Sigma, queda lastrado psíquicamente por un acontecimiento que le aparta de manera radical de todo lo que tiene que ver con sus fantasías de llegar a ser un superhéroe. Dadas sus dotes de buen luchador, entra a formar parte de una organización mafiosa, cuyo jefe, le confía la salvaguarda de su díscola hija ante la posibilidad de que puedan atentar contra ella para conseguir arrebatarle el cetro de poder. A partir de entonces, una serie de violentas circunstancias le harán replantearse su papel de justiciero en un universo plagado de auténticos villanos.

Crítica: Aquellos fieles seguidores de la sección CasaAsia del Sitges-Festival Interncional de Cinema Fantàstic de Catalunya podrán recordar el film Revenge: A Love Story, como una de aquellas perlas en bruto que se descubrieron durante la pasada edición en un certamen tan maravilloso como ese. En aquella ocasión la historia nos situaba en la vida de dos jóvenes aparentemente retrasados, que descubrían el amor, pero que se veía interrumpido por un hecho trágico y malsano que llevaba a su protagonista a emprender una brutal venganza contra aquéllos que habían atentado contra lo que más quería. Pues bien, el mismo tándem que parió esa excelente y recomendable película, Wong Ching-Po en labores de dirección y el emergente Juno Mak como protagonista principal,  vuelven a la carga con otro relato en apariencia dirigido a un público más infantil, si nos atenemos a la carátula que ilustra el film y las referencias de personajes tan conocidos como God Sigma, pero que en realidad se utilizan como mera excusa para inducirnos a un auténtico baño de sangre donde la violencia más extrema campa a sus anchas. De ahí nuestra primera recomendación: ¡no vayan con sus hijos a ver esta película!, a no ser, claro, que quieran ir introduciéndolos en el cine de yakuzas y peleas varias que seguro en unos años disfrutarán como enanos. Los títulos de crédito no pueden ser más tramposos: una animación donde el film arranca igual que si se tratara de un capítulo cualquiera de la exitosa serie de televisión japonesa que se emitió a principios  de los años ochenta (en España, como siempre ocurre en estos casos, todavía estamos esperando poder disfrutarla en algún canal de televisión, aunque para los menos avezados en la materia, diremos que tiene ciertos paralelismos con Mazinger Z).

El afán de aventura de los personajes y la pegadiza canción ‘Let’s Go!’ (que también da título al film) nos augura una producción semejante al Yatterman de Takashi Miike. Pero nada más lejos de la realidad; a los diez minutos de metraje los acribillamientos y las cuchilladas tiñen de rojo lo que parecía ser de color de rosa. Objetivo cumplido por parte del director: la violencia explícita como contrapunto de un imaginario colectivo donde no se derrama ni una gota de sangre. Aquí encontramos varios puntos en común con su anterior trabajo: aparece la figura del retrasado que cree a pies juntillas que su objetivo en la vida es dar buena cuenta de los malhechores, hasta que se decida a actuar por su cuenta y la cruda realidad acabe aplastándolo; como casi siempre suele ocurrir en este tipo de producciones los policías son auténticos títeres bajo la batuta de los sofisticados mafiosos; y, sobretodo, la magnética presencia de un protagonista tan parco en palabras como expeditivo a la hora de repartir galletas a diestro y siniestro. El rostro de Juno Mak, en su certera mezcla de melancolía y mala uva, se convierte en eje central de una historia que, por su estética psicodélica y su riesgo temático (el mito infantil como auténtico fraude) podría habérsele ido de las manos al realizador en cualquier momento. Con un colofón discutible pero repleto de acción desenfrenada que hará las delicias de todos aquéllos que idolatran al Johnnie To de Exiled o Election (cámara lenta y banda sonora con reminiscencias a spaguetti-western), nos hallamos ante una obra que descoloca por el empleo del ensañamiento y la brusquedad en un contexto tan atípico como el mundo del anime infantil; y así, no es de extrañar, que, por ejemplo, a una escena de karaoke familiar le siga sin tiempo a digerirlo una masacre donde se cercenan brazos y piernas. Para quien suscribe estas líneas estamos ante un auténtico despiporre que divierte y escandaliza a partes iguales. En el debe del film hay que señalar que la aparición de los individuos más pintorescos del  barrio como ayuda indispensable para derrotar al enemigo, no acaban de funcionar como contrapunto humorístico de la acción, así como la actuación de Stephy Tang, en el rol de heroína de la función, no acaba de estar a la altura del sí más que solvente Juno Mak.

Lo mejor: Su capacidad de entretener mezclando distintos géneros.

Lo peor: El final puede llegar a descolocar a más de uno.

Por nuestro colaborador Francisco Nieto

Cerrar

DESEO SUSCRIBIRME

A LA NEWSLETTER DE CINEASIA