La semana pasada pudimos asistir al pase de prensa de la película Confucio que la distribuidora Flins y Pinículas organizaba en Barcelona. La película, una panorámica de la vida del filósofo, educador y político chino entre sus 51 y 73 años, se estrenó el 22 de enero de 2010 en China con un récord en cuanto a copias exhibidas, 2.500 copias. Con unos costes de producción que casi han superado los 22 millones de dólares (15,1 millones de euros), Hu Mei su directora aseguró que Confucio es «un esfuerzo para promover la gran vida y pensamientos del filósofo y la cultura china«. Asimismo, el ator Chow Yun-Fat (protagonista de Tigre y Dragón o The Killer) confesó que había aceptado este papel porque en esta película, Confucio es retratado como «un hombre con un gran interés humano«. Confucio, padre de la corriente filosófica del confucionismo, nació en el año 551 a. C. durante la dinastía Lu en la que hoy es la ciudad de Qufu en la provincia oriental de Shandong y falleció en el 479 a. C. tras consolidarse como un educador, filósofo y político y fundar dicho movimiento. El confucianismo, según enseñó su fundador, no es una religión en el sentido tradicional. Es un código ético. En sus enseñanzas Confucio evitó los temas espirituales. Se lo puede clasificar como un agnóstico que creía en los espíritus y lo sobrenatural, pero que no estaba interesado en ellos. Tenía una perspectiva humanista y racionalista. Su posición en asuntos de fe era ésta: todo lo que parecía contrario al sentido común en la tradición popular y todo lo que no servía algún propósito social capaz de ser descubierto, lo consideraba fríamente. La respuesta a los problemas culturales y sociales se encontraban en la humanidad misma y no en nada sobrenatural.
Ojalá muchos de los políticos que nos gobiernan en la actualidad tomaran nota de este pensador… Yo de entrada, les invitaría a que vieran la película.