Como cada año, casi es obligado ya nuestro pequeño ratito o encuentro con Kore-eda san durante su visita al Festival de San Sebastián. Y cómo no iba a ser, sobre todo este año que, además de presentar su nuevo film Un asunto de familia (ganador de la Palma de Oro en Cannes) en la Sección Perlas del Festival, el certamen lo recibía para darle el bien merecido Premio Donostia a toda su carrera.
Esta vez la entrevista es compartida, se nota que el Premio Donostia y la Palma de Oro han contribuido a que medios que normalmente no se hacen eco del director estén ahora en ello (lo cual es bueno, así que no nos quejaremos). Pero no es debido únicamente esto: está en pleno rodaje en Francia de su siguiente película con Juliette Binoche, así que puede decirse que ha hecho un receso en su apretada agenda para venir a recibir el premio y atender a toda la prensa en el apenas día y medio que va a estar en Donosti.
Me siento a su lado, me reconoce de otros años (¡cómo no, soy más pesada que…!) y se interesa por el “colgante” que llevo en mi móvil, regalo de los hongkoneses por el Año del Perro que ha sido este 2018. A su vez, le felicito por el premio y le doy mis más sinceras condolencias por el fallecimiento hace muy poquito de una de sus actrices fetiches y amiga, Kirin Kiki (que falleció apenas hace 5 días).
Y empezamos
CineAsia: En una entrevista, Naomi Kawase (otra de las directoras japonesas más conocidas a nivel internacional) comentaba que para ella la familia no tenía tanto que ver con los vínculos de sangre como con la elección personal de cada uno. Usted, como veterano del “cine familiar” ya está versado en este tema, me gustaría saber su opinión, ¿comparte esta visión de Kawase?
Hirokazu Kore-eda: Para mí no es algo tan claro, y en la película tampoco… El personaje de Nobuyo (que está interpretado por la actriz Andô Sakura) sí que piensa que es más importante tener la familia que uno elija, pero luego está el personaje de la abuela, Hatsue, que sigue sin poder cortar la relación con su verdadero hijo al que va a ver una y otra vez. Creo que en la película hay distintas visiones, al igual que en Japón tampoco hay una visión clara de lo que es o no es una familia. También tenemos al personaje de la chica más joven, Aki, que sigue pensando en aquellos con los que tiene una relación de consanguinidad. Hay, por tanto, diferentes visiones sobre la familia dentro de la película.
CineAsia: ¿Y cuál es la suya, cuál es su visión? ¿Es más importante el afecto que la genética?
Hirokazu Kore-eda: Bueno, yo ahora mismo tengo una familia, soy padre y por tanto tengo una relación de consanguinidad con mi familia, pero intento decirme a mí mismo que no es suficiente solo con tener lazos de sangre para formar una familia, has de poner algo más de tu parte.
CineAsia: En la película hay una constante ambigüedad… Por ejemplo, la niña se queda con ellos porque no le hacen daño, pero la fuerzan a robar… ¿Cómo ha gestionado esa ambigüedad?
Hirokazu Kore-eda: La idea que yo quería dar es que, para las personas que viven en esa casa, el estar todos juntos es una especie de red salvavidas que les impide caer todavía más abajo. Son personas que están en una mala situación, pero que gracias a que están todos juntos esa situación no va a peor. Es algo parecido a una imagen que he utilizado en la película, un cuento para niños donde hay muchos peces chiquititos: en sí, estos peces tan pequeños no tienen fuerza suficiente, pero si van en bloque todos juntos, eso les permite enfrentarse mejor al entorno. La idea era presentar a esta familia a la manera de esta imagen de los peces.
CA: En la película vemos dos conexiones claras con dos trabajos anteriores suyos: la primera y más directa es con la película De tal padre, tal hijo, algo le quedó por decir en aquella película y lo ha redondeado en esta; la segunda es con Nadie sabe, no por el hecho de trabajar con niños, sino por el grupo enfrentado a una sociedad que no comprende.
HK: Efectivamente como tú dices, la película tiene puntos de conexión con las dos anteriores: con De tal padre, tal hijo, quise seguir enfrentando las relaciones de consanguinidad y las afectivas, y sobre cuál de las dos es más importante en una familia, y en esta ocasión quería hablar de cómo se forma una familia, de qué manera uno comienza a sentirse miembro de una nueva familia. Tanto en Still Walking/Caminando como en mis siguientes trabajos, el punto de vista de la película estaba mucho más reducido, más bajo, era mucho más concreto y en espacios más cerrados; a partir de mi anterior película El tercer asesinato, empecé a utilizar un punto de vista más alto, es decir, en la interacción de los protagonistas con la sociedad y en este aspecto sí que conecta con mi película que comentas de Nadie sabe.
CA: En las entrevistas siempre ha tenido un cierto rechazo a que le etiquetaran como “el retratista de la familia”, sin embargo, en la rueda de prensa de esta mañana reconocía que ha hecho unos cuantos trabajos sobre ella… ¿Quiere decir entonces que lo tiene más asumido y cómo ha sido esa evolución?
HK: La verdad es que a mí me gusta tocar diferentes temáticas; y, además, a partir de ahora lo voy a hacer, pero no puedo evitar que la gente me siga llamando “el director de dramas familiares”, pero yo no me considero como tal. Pero (entre risas) tengo que confesaros que mi próxima película francesa también será un drama familiar… ja, ja, ja…, con lo que no se me ocurre ninguna excusa que deciros.
CA: Tenemos un poco la imagen en occidente de Japón como un país rico, y me sorprende la imagen que él nos enseña… Querría saber si está muy extendida esa realidad en Japón y
¿dónde están los servicios sociales?
HK: No pretendo decir que esta sea la realidad de Japón, ni tampoco tengo la intención de denunciar de una manera clara este tipo de situaciones, pero lo que sí es cierto es que de un tiempo a esta parte, quizás en los últimos 20 años, Japón dedica menos esfuerzos en la educación de los niños, los recursos dedicados a esto son escasos y esta problemática está aumentando.
CA: La película recuerda algo del cine de Vittorio De Sica y lo que creo es algo nuevo en su cine, ese retrato de la miseria aunque no caiga en un gran feísmo, aunque sí retrata una pobreza urbana (siempre peor que la rural). Me gustaría saber cómo se ha querido acercar a este tema.
HK: Imagino que te refieres a películas neorealistas como El ladrón de bicicletas, película que me gusta mucho, pero mi punto de vista no va por este camino. Lo que sí hice es hablar mucho con el director de fotografía para conseguir resaltar la belleza, esos puntos bellos, aunque estemos ante una familia pobre. Hablé mucho con el operador de cámara.
CA: Para el rodaje de Nadie sabe, nos comentó que antes de rodar, pasó mucho tiempo con los niños para que se habituaran al entorno y ya estuvieran acostumbrados al espacio, de forma que sus acciones y movimientos fueran mucho más naturales… ¿Ha sido también así en Un asunto de familia? ¿Cómo fue el rodaje dentro de esa casa, de ese espacio?
HK: La gran diferencia es que en Nadie Sabe utilizamos una casa de verdad, y aquí, la mayor parte de las veces, es un decorado, pero sí que durante varios días estuvimos practicando antes de rodar para que todo el mundo supiera cuál era su sitio dentro de la casa, el lugar que debía ocupar, la manera en que tenían que acostarse o el orden en que tenían que dormir o el lugar donde tenían que comer.
CA: Hablábamos antes de De Sica… y siempre lo han comparado, aunque a él no le haga gracia, con Ozu… pero me gustaría saber como cineasta cuáles son sus referentes, de qué fuentes ha bebido…
HK: Si alguna influencia ha recibido esta película es de Nagisa Oshima con su película El muchacho. Y si hablamos del retrato de las familias, mucho más que Ozu, me ha influido Mikio Naruse. Y en cuanto a cine internacional tengo referentes como Ken Loach, el taiwanés Hou Hsiao-Hsien y el director coreano Lee Chang-dong.
CA: ¿Por qué piensa que su cine se entiende tan bien en culturas tan diferentes? Y también si él percibe o tiene la sensación de que ciertas cosas de su cine no se entienden del todo…
HK: No sé a ciencia cierta por qué mis películas son tan bien aceptadas en el extranjero, es algo que me gustaría que me explicaran algún día para aprender… Sobre la segunda cuestión: en todas mis películas aparece en la vivienda familiar el altar budista que siempre ocupa un lugar en las casas, y es un concepto diferente al Dios cristiano. Es un altar ante el que se reza a los antepasados, y siempre me pregunto hasta qué punto se entiende en el extranjero este concepto. Aunque yo no soy una persona especialmente religiosa, tengo interiorizadas ya, como la mayoría de japoneses, algunas cosas como el juntar las manos para rezar o pensar que tus antepasados muertos te están mirando desde el otro mundo. Son cosas que metemos en nuestras películas de manera inconsciente y que cualquier japonés sabe, pero posiblemente en occidente no se entienda. Igualmente, para los japoneses la parte más difícil de comprender del cine occidental es todo aquello que tiene que ver con la religión: muchas de las metáforas que se utilizan en las películas, a ellos les pasan totalmente desapercibidas.
Pero también he llegado a la conclusión, viendo la buena aceptación que tienen mis películas en el extranjero, es que, aunque este tipo de detalles pasen desapercibidos, en general la gente entiende la película y se queda contenta con el resultado, lo que realmente me tranquiliza mucho.
CA: Es evidente que el tipo de vida de esa familia en la película no es muy recomendable, pero me gustaría saber si considera admirable el sentido de la libertad que tienen…
HK: Bueno, si tuviera que elegir algún ejemplo o detalle concreto, elegiría el hecho de que el padre intenta enseñar a sus hijos, aunque lo que les esté enseñando sea un delito, en el mismo acto de enseñar a los niños a convertirse en alguien como él se podría ver algo admirable.
CA: ¿Cree que por fin ha encontrado la fórmula mágica o es simplemente fruto del premio Palma de Oro en Cannes? Lo decimos porque es su película más taquillera hasta la fecha en el box office de Japón (está en el puesto 9 del Top Ten).
HK: Lo considero algo totalmente irregular el hecho de que una película como la mía haya tenido este número de público, y en ningún momento pienso que mis siguientes películas vayan a tener el mismo éxito. No creo ni que siga por este camino ni que mis siguientes películas vayan a funcionar tan bien como esta.
Muchas gracias por su tiempo maestro Kore-eda…
Por Gloria Fernández (CineAsia)