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Frase de la semana: Ann Hui inaugura la Semana de cine de Hong Kong

31/01/2011

La Semana de cine de Hong Kong que da inicio en Madrid esta semana, proyectará como película inaugural el próximo miércoles día 2 de Febrero Night and Fog, de Ann Hui.

Aunque políticamente unidas por un mismo país, el cine de China, Hong Kong y Taiwán tiene, tradicionalmente, escasos puntos en común. El control gubernamental del cine chino no puede compararse con la libertad de creación del cine taiwanés, ni con la comercialidad del que antaño fuera el Hollywood de Oriente, Hong Kong. Aun así, los nuevos tiempos de expansión global nos traen trabajos en las que no es extraño ver a las tres cinematografías uniendo sus fuerzas en superproducciones de explotación internacional. La gran mayoría de estas películas son producidas en mandarín, a diferencia de las producidas en el actual Hong Kong, que suelen realizarse en cantonés. Las películas continentales suelen doblarse cuando son llevadas a Hong Kong. Taiwán, donde también se habla predominantemente el mandarín, constituye uno de los principales centros de exportación para la producción cinematográfica de la China continental.


Desde que Hong-Kong acogiera en 1896 su primera proyección cinematográfica, ha sido el centro neurálgico del cine asiático hasta hace bien poco. Como colonia británica que fue, se benefició de grandes dosis de libertad política y económica, cosa que benefició a su cine, que también tuvo la influencia de numerosos cineastas chinos exiliados. Durante décadas Hong Kong fue considerada la tercera potencia cinematográfica (por detrás de India y Hollywood) y su influencia llegó prácticamente a toda Asia del Este. Gracias a la mezcla de originalidad y comercialidad, en Occidente el cine proveniente de Hong Kong llegó como material de culto, sobre todo su cine de acción y artes marciales que forma parte ya de su mainstream cultural y que ha sido imitado durante mucho tiempo. A pesar de la crisis que la industria sufrió a mediados de los años 90 (aumentada por la devolución de la isla a China en 1997), hoy en día Hong Kong mantiene todavía su identidad distintiva en materia cinematográfica.

Ann Hui (nacida en el norte de China y de madre japonesa) es una de las realizadoras más representativas del cine de Hong Kong. Pertenece a la Nueva Ola de Hong Kong (que eclosiona a finales de los años setenta), ingeniosamente definida por el cineasta Allen Fong como una “generación que tuvo suerte”: nacida tras la guerra, en un periodo de auge cultural y económico, alimentados de cine (la única diversión de la época), y los primeros en estudiar cine en el extranjero (concretamente en Londres) y en aprovecharse del desarrollo de la televisión. Y ahí fue donde Hui realizó sus primeros pasos como directora, aunque previamente ya se había empapado de la maestría de King Hu, con el que estuvo trabajando como ayudante de dirección. Ahora lleva una polifacética vida entre la actuación, producción, dirección y escritura cinematográfica.
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