A lo largo de este mes estamos dedicando un ciclo a los thrillers coreanos (Korean High Voltage Thrillers) en el cine Phenomena de Barcelona, al que ponemos cierre mañana 29/06 con la película inédita en salas, No Tears for the Dead, una de sus últimas propuestas, estrenadas en Corea en 2014, de la mano de uno de los especialistas en el género, Lee Jeong-beom (responsable de El hombre sin pasado).
Os proponemos un viaje por la historia del thriller coreano, en el que destacaremos los 5 trailers, o las 5 secuencias de películas que no te deberías perder. Vamos a sumergirnos en un mundo de violencia, donde impera la venganza, el honor la lealtad, y el intento de redención.
Una década para la historia: Las primeras de la clase
Tell Me Something (1), el thriller firmado por Chang Yoon-hyun, con más de 700.000 espectadores, alcanza el tercer puesto de la taquilla coreana en el año 1999. Su premisa de partida es de lo más sugerente: la policía encuentra las partes disgregadas de cuerpos humanos en varias bolsas. Precedida de una importante campaña de promoción, así como de un tráiler de impacto, añadido al carisma de sus dos protagonistas principales, Tell Me Something funciona como un thriller de terror, que persigue a un serial-killer. El film no esconde sus modelos: Seven, una producción de 1995 es fuente de inspiración, o los giallos de Dario Argento. Con reminiscencias de Carretera al Infierno (Dave Meyers, 1986), el coreano Kim Sung-hong realiza Say Yes, un thriller en forma de road movie con todos los ingredientes: una pareja feliz (al menos en apariencia), un psicópata silencioso y un lugar recóndito donde perderse. Y con un parecido más que razonable a El Silencio de los Corderos, (argumentos, fotografía, montaje, escenarios…), llegaba H (Lee Jong-hyuk, 2002), un thriller de suspense, con elementos gore, que sigue los pasos de un asesino en serie entregado a la policía a la espera de sentencia. Utilizando un planteamiento hipnótico y una construcción a modo de puzzle, Spider Forest (Song Il-gon, 2004) apuesta por una estructura de thriller de terror adulto: una película que desengrana la historia sin prisas, y que tiende a complicar su planteamiento, pero que a la vez mantiene la intriga y requiere de la participación del espectador, al que premia cuando encaja cada una de las piezas que el director propone.
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Park Chan-wook es un nombre que no puede obviarse al hablar del cine de género. Un director que se ha coronado como uno de los realizadores más personales de la cinematografía surcoreana, consiguiendo éxitos comerciales y escandalizando a crítica y público tanto por su temática como por su puesta en escena. Tras el humanismo y sentido del humor que despiertan los personajes en JSA, Park Chan-wook iba a darle un golpe seco a todos los espectadores con expectativas de ver algo similar en la pantalla. De los 7 millones que pasaron por taquilla en JSA, sólo 200.000 se enfrentaron a Sympathy for Mr. Vengeance (el primer film del director que pudo verse en un festival de cine en España). Todo parece haber cambiado de uno a otro film, excepto un detalle: un director que sabe utilizar unos recursos u otros, dependiendo de la historia que quiere contar. En Simpathy for Mr. Vengeance, germen de la que sería su Trilogía de la Venganza, Ryu, engañado y estafado por una organización ilegal de venta de órganos (necesita un riñón urgentemente para su hermana enferma), planea junto a su novia el secuestro de una niña rica. Pero las cosas se tuercen y la casualidad, la fatalidad e incluso lo absurdo y lo grotesco llevan a los personajes al borde de la locura, causando una ola de crímenes, violencia y por supuesto… venganza y horror. La venganza en Sympathy for Mr. Vengeance es la manera más violenta de redimir la ley humana de ‘causa-efecto’. El ser humano se toma la venganza como forma de retomar el sentido racional de su existencia. En OldBoy (2003), la venganza actúa como mecanismo de supervivencia. No habrá perdón ni redención para sus personajes, uno acabará muerto y al otro no le quedará más remedio que borrar sus huellas, dejar al monstruo atrás y perder su memoria, para poder continuar adelante. No es un renacer verdadero sino que es, por así decirlo, una especie de ‘atajo’ para poder continuar viviendo. La trilogía se cerraría con Sympathy for Lady Vengeance (2005), donde se presenta la venganza como vehículo para la redención, como la manera de expiar los pecados. Geum-ja sale de la cárcel después de 13 años en ella con un único propósito, vengarse de aquél por culpa del cual ingresó en prisión a los 18 años. Esta vez la venganza se sirve a través de los ojos de una mujer. Pero en esta ocasión ella no es el arma ejecutora, sino que sólo prepara el terreno y, al final, es una mera espectadora de la venganza que llevan a cabo los padres de los niños asesinados.
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Un alumno aventajado
Memories of Murder (2) es, sin duda alguna, una de las películas imprescindibles si hablamos del thriller coreano y fue presentada en 2003 por otro de los jóvenes talentos del cine de la Nueva Ola: Bong Joon-ho, un director que después de trabajar como asistente de dirección del director Park Gi-yong en el film Motel Cactus, comienza su carrera como director de largometrajes. Su segunda realización Memories of Murder-Crónica de un Asesino en Serie, la historia de dos policías muy diferentes investigando los crímenes de un asesino en serie, ambientada en la sociedad coreana de los años 80 y todavía bajo la huella de la dictadura militar, se convirtió en la película más vista por el público coreano el año de su estreno, además de ser laureada en los diferentes festivales por donde se proyectó. Memories of Murder es un thriller, un drama político-social, y a la vez una película de terror. El escenario del film parece un coto de caza, una caza al hombre donde la presa se revela particularmente inalcanzable. Además, los policías son también acosados por la prensa y por la población, quienes están cansados de los abusos de poder por su parte.
Considerada por muchos como un Memories of Murder que acontece en la época Joseon y que bebe de clásicos ya como El Nombre de la Rosa (el papel interpretado por Cha Seung-won es muy similar al que interpretara Sean Connery), Blood Rain (2005) contiene elementos fantásticos (el elemento sobrenatural sobrevuela todas y cada una de las escenas en forma de un fantasma que reclama venganza), de thriller laberíntico (el director introduce los flashbaks dentro de la narración sin necesidad de preavisar al espectador, lo que confiere al conjunto la estructura de un puzzle inacabado), o de género de terror (las imágenes de los asesinatos, así como el clima que se respira en la isla, es de una asfixia creciente). La época Joseon ha sido y es fuente de numerosas producciones de este tipo, como las más recientes Shadows in the Palace (2007), ópera prima de la directora Kim Mee-jeung, o Detective K (2011), segundo trabajo del director Kim Seok-yun.
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Todo empezó en el año 2008 cuando el film The Chaser (4) consigue alcanzar el tercer puesto en la taquilla coreana. Los productores debieron pensar: si al público le gusta, tendríamos que darle más. The Chaser (Na Hong-jin, 2008) es una de las últimas producciones coreanas donde el thriller y el film de terror caminan unidos de la mano. Nos encontramos ante una película dura, muy dura, no sólo por la violencia física que destilan sus imágenes, sino por la violencia de las situaciones y la tensión emocional y el horror a los que el espectador se enfrenta durante su visionado. Inicialmente pudiera parecer que nos encontramos ante un esquema típico de género negro: el juego del gato y el ratón. La cacería o persecución a la que alude el título de la película se produce desde el instante inicial, pero su desarrollo se aleja del ideario fílmico occidental: desde la motivación que lleva al ex policía y actual proxeneta a iniciar la persecución, en un intento por evitar que el negocio pueda verse resentido al creer que le están “levantando” las chicas, hasta la resolución policial, que lleva a la detención del asesino mediada la película, y donde el espectador llega a preguntarse, hacia dónde va a dirigirse la trama.
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No habrá lágrimas para los muertos
Muchos han sido los thrillers presentes en la cartelera coreana desde el año 2010. Desde Encontré al diablo (2010), una de las películas que también proyectamos en el ciclo de cine y que supone una hipérbole de la violencia. En 2014 el director de El hombre sin pasado, regresaba con un nuevo thriller donde planteaba una propuesta similar: en este caso el héroe de la función no es un policía, sino un asesino a sueldo que después de realizar innumerables trabajos y matar accidentalmente a una niña, decide dejarlo todo. No Tears for the Dead (5) resume la esencia del thriller coreano: violencia, venganza, y la búsqueda de la redención con un look espléndido y una puesta en escena arrebatora. Una película modélica en cuanto a su concepción, que junto con A Hard Day, entró en el top ten de las películas más vistas este año.
Y la cosa no se acaba aquí. Veteran de Ryoo Seung-won se convierte en la película más taquillera del 2015, contando la historia de un policía que no se deja corromper por ningún clan mafioso y que aplica unos métodos expeditivos en cuanto a la resolución de casos. Y en el 2016 nos aguardan varias sorpresas… la más importante, el regreso de Na Hong-jin con The Wailling, thriller con elementos sobrenaturales que en breve se paseará por algún festival este próximo otoño.
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Un reportaje de Enrique Garcelán