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El cine de terror tailandés: los espíritus están junto a los vivos 

17/02/2022

Aprovechando que el 25 de febrero se estrena en España la terrorífica The Medium, una película que causó sensación en todos los festivales internacionales por los que pasó el pasado año (incluidos Sitges, Semana de Terror de Donosti, TerrorMolins y Fancine de Málaga), queremos hacer historia acerca de las películas de terror que nos han llegado de la cinematografía tailandesa en el nuevo milenio. Espíritus, extrañas criaturas del folklore thai, presencias que no perciben nuestros ojos pero que anidan junto a nosotros. En el cine tailandés no faltan las razones para echarnos a temblar. 

La explosión del J-Horror y sus consecuencias en el cine tailandés. 

1999 fue un año terrorífico. Y no sólo por el efecto 2000, que amenazaba a los ordenadores y sistemas informáticos de todo el mundo. Una película japonesa de terror iba a convertirse en un icono y una referencia. El estreno de The Ring (Hideo Nakata, 1999) se convirtió en un evento mundial. El terror asiático se había convertido en tendencia. Los distribuidores de medio mundo empezaron a distribuir no una ni dos, sino un interminable número de producciones que encontraron un arraigo en el espectador. Al fenómeno del J-Horror, le seguiría el del K-Horror, y del terror procedente de Hong Kong.  

Pero también llegaron películas de horror de otras cinematografías. Una de la más destacada sería la tailandesa. Como es el caso de la terrorífica Nang Nak, dirigida por Nonzee Nimibutr con guion de Wisit Sasanatieng (Las lágrimas del tigre negro), que llegó a las estanterías de videoclubs y a las de los aficionados al género. Una película que cuenta una de las historias de fantasmas más conocidas y contadas en Tailandia, la leyenda de Mae Nak. 

La distribuidora tailandesa Phenomena Motion Pictures decidió estrenar Shutter en septiembre de 2004, uno de los films dados a renovar el género, si no temáticamente, sí por su estilo visual, conciso guion y dominio del tempo narrativo. Banjong Pisanthanakun y Parkpoom Wongpoom utilizan la captura de imágenes de espíritus en un doble sentido: narrativo, para desarrollar la trama central del film, y de estilo, con una puesta en escena basada en este posible fenómeno paranormal. Después del fenómeno The Eye de los hermanos Pang, Shutter dejó un poso de terror entre los espectadores.  En los cerca de 100.000 espectadores que acudieron al cine a ver la película en los cines españoles en 2006. 

Si retrocedemos de nuevo en el tiempo a 2004, el director de la épica Bang Rajan, había estrenado Art of the Devil, un psycho-slasher sobrenatural, y, un mes más tarde, concretamente el 28 de octubre, vería la luz Zee-Oui, el retrato de un caníbal asesino de niños que mantuvo atemorizado Tailandia a finales de los años cuarenta. Tres muestras del terror procedente de Tailandia, que en su día fueron adquiridas para su distribución en España. 

En 2005 Tailandia siguió pisando fuerte con el género. Rahtree Returns, segunda parte de la alocada comedia de terror Buppah Rahtree, dirigida por Yuthlert Sippapak nos presenta a un grupo de jóvenes que tras robar un banco cometen el terrible error de esconderse en un viejo edificio de apartamentos frecuentado por fantasmas. Humor y terror vuelven a darse la mano en una película que, estrenada en el mes de marzo, funcionó a la perfección en la taquilla. Similar suerte corrió Necromancer, thriller sobrenatural que enfrenta a un policía poco dado a creer en supercherías y a Itti, el señor de la magia negra, capaz de controlar la mente de las personas a distancia y de hacerse invisible a ellas.  

Incluso los Hermanos Pang, entre ida y vuelta a los Estados Unidos y a Hong Kong, tuvieron tiempo de producir una nueva película, The Remaker, que cuenta con un argumento, cuanto menos, original: un hombre que es salvado in extremis de morir ahogado tras sufrir un accidente de coche y que descubre que la joven que le ha ayudado se encuentra en un profundo coma. Poco a poco, comprenderá que lo sucedido es el resultado de lo que ambos hicieron en sus vidas pasadas.  

Coincidiendo con la época estival, entre junio y septiembre de 2005, tres nuevos films de terror se estrenaron en las pantallas tailandesas: un equipo televisivo que está trabajando en la realización de un documental es enviado directamente al infierno después de sufrir un accidente de tráfico en Hell, co-dirigida por Teekhayu Thamnittayakul y Sathit Praditsan; el terror acuático en forma de cocodrilo de proporciones descomunales es la excusa argumental de Brutal River, que promete mordiscos y multitud de miembros amputados; y, por último, Ghost of Mae Nak, la revisión de la popular leyenda tailandesa de Mae Nak, en la que una mujer muere antes de dar a luz y regresa como fantasma, ambientada en esta ocasión en un Bangkok contemporáneo y que significa el debut de Mark Duffield, director británico, en una producción plenamente tailandesa.  

El terror tailandés sacudía la cartelera nacional y se exportaba… Hasta que pasó lo inevitable. 

El horror tailandés del siglo XXI: un espectro desconocido 

¿Qué ha sucedido desde entonces con el terror Made in Tailandia? Si bien es cierto que se siguieron produciendo películas de género tanto en Tailandia, Corea del Sur o Japón, el espectador occidental empezó a sentir un cierto cansancio, ante la repetición de ideas. Y más si a las películas originales les sumamos los remakes que proliferaron dentro de la industria de Hollywood. The Ring, La maldición, The Eye, Shutter… Todas tuvieron su correspondiente gemelo americano, lo que acabó produciendo un colapso en el mercado internacional. 

Eso sí, las películas se seguían produciendo, y, algunas de ellas llegaban a festivales especializados (Fantasia, Festival de Sitges…). Una de las grandes olvidadas de 2006 sería Dorm (2006). Si con Shutter Tailandia logró relanzar el terror en los mercados internacionales, dos años más tarde, Songyos Sugmakanan (que debutara con éxito como realizador en la comedia coral My Girl), consiguió una perfecta mezcla entre lo que sería un film nostálgico del paso de la adolescencia a la juventud con una historia de fantasmas. Algo así como un cruce entre Cuenta Conmigo de Reiner y El Espinzo del Diablo de Guillermo del Toro. Con una dirección artística envidiable, Dorm nos cuenta la llegada a un internado del joven Chatree. Allí sus compañeros le hablarán de un terrible suceso acontecido años atrás. Fantasía y realidad se fundirán en una historia donde la amistad logrará desvelar el oscuro secreto que guarda el dormitorio escolar. La película, presentada en el Festival de cine de Bangkok, se convirtió en un éxito de taquilla, además de ganar dos premios en la Academia de cine en Tailandia. 

Wisit Sasanatieng probaría fortuna con The Unseeable (2007), una más que reivindicable película de fantasmas. La pareja de creadores de Shutter volverían al género con Alone (2007), y lo harían con un nuevo éxito de taquilla. Por desgracia la película no llegaría a España. Pudo verse en el Festival Internacional de Cine de Bangkok, en el Fantastic Fest en Austin, Texas, donde ganó los premios al mejor director y mejor actriz. Fue presentada también en el Screamfest Horror Film Festival de Los Ángeles, ganando los premios mejor película, mejor director, mejor cinematografía y mejor montaje.  

El Festival Nits de Cinema Oriental de Vic presentó en 2013 una nueva versión de la leyenda de Mae Nak, pero en la que se mezcla terror, comedia y romance. La fórmula que utilizó el director Banjong Pisanthanakun (el mismo que dirigiera Shutter y Alone) funcionó a la perfección con Pee Mak, una película que además de convertirse en un éxito gigantesco en la taquilla tailandesa, se convirtió en una de las películas más bien recibidas del certamen asiático. 

El Far East Film Festival de Udine presentó en 2018 The Promise, dirigida por Sophon Sakdaphisit (responsable del guion de Shutter). Una nueva muestra de horror, pero en este caso urbano, ambientado en una notoria torre «embrujada» en Bangkok. El cuarto largometraje de Sophon Sakdaphisit, es una obra notable de sensibilidad espeluznante y memoria dolorosa en la que dos mejores amigas habitan mundos diferentes. La invocación del rumor que rodea a esta legendaria torre «embrujada» muestra por qué el cine tailandés está tan impregnado de horror. Según la creencia tailandesa, la torre permanece sin terminar debido a su ubicación agresiva, bloqueando la vista de un templo real y una mezquita musulmana. 

En 2019 sería Fancine (Festival de cine fantástico de la Universidad de Málaga) el encargado de recuperar una de las joyas del reciente cine de terror tailandés, Krasue: the Inhuman Kiss de Sittisiri Mongkolsiri. Una krasue es un espíritu carnívoro femenino en la cultura del sudeste asiático. Un fantasma, mitad humano, cuya historia se ha contado innumerables veces en películas y medios populares. Durante el día, la krasue vive como cualquier mujer corriente, incluso teniendo un trabajo, como la profesora en Ghost of Valentine (2006) de Yuthlert Sippapak. Pero por la noche se vuelve malvada: su cabeza se separa de su cuerpo y flota junto a su sistema digestivo en busca de carne y sangre para consumir. Ahora la krasue ha sido reinterpretada nuevamente, a partir de la creación del director Sittisiri Mongkolsiri y el escritor Chookiat Sakveerakul (el aclamado director de 13 Beloved y Love of Siam). Esta vez es un monstruo más sensible, cuyo destino se explica a través de la interacción del amor y la amistad. 

Otro viejo conocido se citaría en Udine con el género del terror. Lo que sucede con el séptimo largometraje Reside de Wisit Sasanatieng es esta paradoja de arte y género, humano y no humano, realismo e irrealismo. Sasanatieng lleva el paraíso del fantasma a un nuevo y extremo ritual de horror al crear las «artes de ser fantasma». Los fantasmas y las posesiones se convierten en los acontecimientos de las artes escénicas. Se trata de una película a reivindicar de uno de los directores más interesantes de la cinematografía tailandesa. 

The Medium: el terror coreano y tailandés se dan la mano 

La llegada de la pandemia en 2020 vino a confirmar un nuevo país como el centro del terror asiático. Indonesia, que hasta el momento había despuntado con sus cintas de acción con The Raid a la cabeza, presentaba en el Festival de cine de Sitges las tres producciones más interesantes que el género había dado ese año. Tanto The Queen of Black Magic, Impetigore (La mujer del infierno) y May the Devil Take You Too se convirtieron por derecho propio en las mejores películas de terror del festival. En un momento en el que excesivas películas utilizan los esquemas del cine de terror para abordar otras temáticas que no son de género, estas tres producciones son puro género de horror. 

Pero algo estaba sucediendo en Tailandia. Poco o nada se sabía del director de cine coreano Na Hong-jing desde su terrorífica El extraño (The Wailing, 2016), un film de terror centrado en el chamanismo y los espíritus en Corea. Las primeras noticias llegaron desde Tailandia y prometían. La productora coreana Finecut y Na Hong-jing estaban involucrados en una coproducción con Tailandia, dirigida por Banjog Pisanthanakun (Shutter) que se centraba en el mundo de los espíritus y el chamanismo en Tailandia.  

La espera no se hizo esperar y The Medium se estrenó el 10 de julio en el Festival de cine de Bucheon, alzándose con el premio a la mejor película. El próximo 25 de febrero el público español podrá comprobar por qué en Corea del Sur se pidió proyectar la película en algunos cines con las luces encendidas. 

Un texto de Enrique Garcelán

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