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Diario de una botella de sake en el Festival de Las Palmas. Día Dos: Paseando por Shangai

04/04/2011

Lluvia aparte, la vida en Las Palmas es de lujo. De entrada te despiertas una hora más  tarde que en la península, algo que ya le gustaría al 90% de la población residente en la ciudad donde vivo, Barcelona (al 10% restante no es que le importe mucho, me refiero a la generación ni-ni-ni, porque se despiertan cuando quieren). Pero esto de la hora puede resultar incluso divertido si haces como yo, no atrasar el reloj cuando llegas al aeropuerto. Lo peor que te puede suceder: que tengas que esperar una hora si has quedado con alguien a comer. Lo mejor: nunca llegas tarde al pase de ninguna película, no hay excusa posible. Recomendación: lleva a mano siempre un libro en Las Palmas, porque vas a tener tiempo de leer más de lo que acostumbras a hacer.

Hablando de libros, hay uno que os recomiendo desde ya. «Neo Noir: Cine Negro Americano Moderno». Libro publicado por el Festival de cine de Las Palmas y coordinado por el escritor y crítico de cine Jesús Palacios como complemento de la retrospectiva: «Neo Noir. Mutaciones y nuevos caminos del cine negro americano:1960-2001». Libro y retrospectiva realizados con la intención de seguir y cerrar la senda abierta por el Festival con el libro y ciclo «Gun Crazy. Serie Negra se escribe con B», al que siguieran «Euronoir. Serie Negra con sabor europeo» y «Asia Noir. Serie Negra al estilo oriental».

Neo-Noir retoma el cine negro americano al final de su etapa clásica  –hacia 1960-, para analizar y mostrar las diferentes mutaciones y estilos que ha ido adquiriendo con el paso de las décadas. Ayer tuve la oportunidad de revisitar uno de los títulos de la retrospectiva, también coordinada por Jesús Palacios, Underworld (Bajos Fondos, 1961) donde Samuel Fuller ejemplifica a lo largo de 99 minutos las virtudes del cine negro americano: blanco y negro, primeros planos, el humo de los cigarros impregnando cada una de las secuencias (desde aquí le recomiendo la película a nuestra Ministra de Sanidad, Leire Pajín), la venganza como motor de la narración, el código del silencio de los bajos fondos, el destino trazado de los personajes. Sin duda una de las grandes obras de Samuel Fuller que retrata de forma cínica el mundo de la mafia y de la corrupción.

Pero además de visitar los bajos fondos de la America profunda, el día nos tenía preparado otro viaje. Uno que nos iba a conducir directamente al corazón del gigante asiático. Un recorrido a través de más de 60 años de la historia reciente de China, Hong Kong y Taiwán que el realizador chino Jia Zhangke presentaba dentro de la Sección Oficial. I Wish I Knew (China, 2010), realizada con motivo de la Exposición Universal de Shanghai de 2010, ahonda en la estructura narrativa documental que Jia Zhangke descubriera en Dong (2006) y que continuaría explorando en Useless (2007) y 24 City (2008). Fotografía y sonido (directo y en off) se dan la mano para visualizar las entrañas de Shanghai. Y como telón de fondo, los personajes. Anónimos algunos, integrantes del mundo de la cultura otros (donde tienen cabida directores de cine de la talla de Hou Hsiao- Hsien, a la actriz y cantante Wei Wei). Personajes a los que Zhangke sentará en diferentes puntos de la ciudad para que vayan guiándonos a través de la historia reciente de China: desde la formación de la República China en 1949, a las heridas no curadas de la Revolución Cultural, o imágenes del el exilio taiwanés… Bello retrato de una ciudad y por extensión de toda China donde el cine cobrará un importante papel tanto narrativo como argumental. Una cita ineludible, sin duda.

Tanto viajar, evidentemente me provocó cierta hambre. ¿Y dónde se puede comer si estás inmerso en los vaivenes del Festival de Las Palmas? Lo mejor y más recomendable es que no te alejes del núcleo central próximo a las salas Monopol. A pesar de que contamos con una hora más (en el caso de que no hayas retrasado el reloj), lo mejor es no tentar a la suerte. Una recomendación: si en otra vida paseaste a través de la Toscana y te gusta la pasta más que a Berlusconi, tienes que pasarte por La Vespa. Local italiano pero ambiente cinematográfico (es divertido decidirse por una pizza Desayuno con Diamantes o Tiburón) , y con un servicio que te hará pasar un rato muy agradable, entre sesión y sesión, Allí comimos ayer Javier Tolentino (responsable de uno de los programas más intersantes de Radio Nacional, El Séptimo Vicio) y Menene Gras (responsable de Cultura y Exposiciones en Casa Asia). Charla cinematográfica al ritmo de berenjenas rellenas, pizza vegetal, ensalada, y panacota.

El día se culminaría horas más tarde con la proyección de The Emperor’s naked Army Marches On (Kazuo Hara, 1987. La película gira entormno a la figura central de Kenzo Okuzaki, un ex combatiente de la Guerra del Pacífico que emprendió una cruzada contra el Emperador japonés, contra todo el sistema, en denuncia por los actos espantosos que acontecieron durante la guerra. El director Kazuo Hara se encontraba con nosotros para presentar la proyección en la sala 4 de los cines Monopol. Fue muy claro. «Si tuviera que presentar y hablar de Kenzo Okuzaki, es probable que no dejara de hablar durante una hora y media. Intentaré resumirlo..»  Imagino que recordaría el director el primer día que se entrevistó con Okuzaki, tras pasarle el proyecto de realizar un documental sobre su vida, el también realizador japonés Shoei Imamura. El encuentro tuvo lugar en la casa de Okuzaki. Estuvo con él desde las nueve de la mañana hasta las tres y media de la tarde, y durante todo ese tiempo, durante esas siete horas, el único que habló fue Okuzaki. Kazuo Hara sólo tuvo tiempo para decir «sí», o «no». Allí decidió rodar la película que estábamos a punto de ver. Un documental rodado en formato de road movie, y a través del que, a parte de la anécdota de ver a un hombre excesivo (en sus formas, en el argumento de la violencia), trasluce una crítica profunda a lo que significa la guerra, desmitificando temas como el honor en el campo de la batalla. 122 minutos que se hacen difíciles de digerir… sobre todo si después leemos las páginas internacionales de cualquier periódico nacional.

Creo que voy a dejarlo aquí. Me da la sensación de que me he convertido en el alter ego de Okuzaki. Hablo, hablo y no dejo de hablar. Mejor será cerrar los ojos… soñar en blanco y negro recorriendo las calles transitadas de Shangai, a la vez que olvidamos por unos momentos que a pesar de todo, la guerra continúa. Buenas noches, cineasiáticos.

Enrique Garcelán

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