Un reportaje sobre el cine tailandés y esta película que ha arrasado en Tailandia y en el Sudeste Asiático

Con motivo del estreno en salas de cine de la película tailandesa Cómo hacerse millonario antes de que muera la abuela, opera prima del director Pat Boonnitipat que se ha convertido en un fenómeno viral, tanto en su país como en parte del sudeste asiático, y asomar la cabeza en el escenario internacional (incluida en la short list de las películas nominadas al mejor film internacional en los Oscar), presentamos un reportaje sobre la llegada del cine tailandés a Occidente. Una llegada que muy poco tiene que ver con el género de la película que nos ocupa Teniendo en cuenta que, a finales de 1994, seis de las producciones más taquilleras del año en Tailandia eran producciones de Hollywood.
¿Cómo lograron las películas tailandesas hacerse un hueco en sus propias salas y después llegar a los mercados internacionales?

Antecedentes: el terror y la acción
No hay duda de que, de entre las cinematografías asiáticas, el cine japonés ha sido desde sus inicios el que más ha llegado a las carteleras de cine occidentales, con los grandes tótems, Akira Kurosawa y Yasujiro Ozu, a la cabeza, seguido del cine chino (el de la Quinta Generación, capitaneado por Zhang Yimou). A partir del año 2000, empezaron a estrenarse en Occidente algunas de las producciones coreanas de la recién nacida Nueva Ola. Fue así como cintas como Old Boy o Primavera, verano, otoño, invierno, y… primavera se estrenaron tímidamente en los cines españoles.
Otra cosa bien distinta ha sucedido con las cinematografías del Sudeste Asiático, y en concreto con la de Tailandia.
En los primeros meses de 1997, la llegada de dos directores del ámbito publicitario revoluciona la industria del cine tailandés. Se trata de Penek Ratanaruang y de Nonzee Nimibutr. El primero de ellos, Penek, nos fascinó por su manera de contar el estilo moderno de vida de los jóvenes en Fun Bar Karaoke, su primera película seleccionada por el Festival de cine de Berlín. Luego llegaría 6ixtynin9, Premio de la Crítica del Festival de cine de Hong Kong, que narra en clave de comedia y de thriller la azarosa vida de una joven que despiden durante la crisis económica, y que se verá envuelta en un lío de mafiosos al deprenderse el gancho con el número de su habitación en un hotel, y pasar del número 6 al número 9.
1999 fue un año terrorífico. Y no sólo por el efecto 2000, que amenazaba a los ordenadores y sistemas informáticos de todo el mundo. Una película japonesa de terror iba a convertirse en un icono y una referencia. El estreno de The Ring (Hideo Nakata, 1999) se convirtió en un evento mundial. El terror asiático se había convertido en tendencia. Los distribuidores de medio mundo empezaron a distribuir no una ni dos, sino un interminable número de producciones que encontraron un arraigo en el espectador. Al fenómeno del J-Horror, le seguiría el del K-Horror coreano, y el terror procedente de Hong Kong que fueron los siguientes en llegar a occidente. Pero no muy alejadas en le tiempo llegarían películas de horror de otras cinematografías. Una de las más destacada sería la tailandesa. Como es el caso de la terrorífica Nang Nak, dirigida por Nonzee Nimibutr con guion de Wisit Sasanatieng (Las lágrimas del tigre negro), que llegó a las estanterías de videoclubs y a las de los aficionados al género. Una película que cuenta una de las historias de fantasmas más conocidas y contadas en Tailandia, la leyenda de Mae Nak, una mujer que se queda en casa esperando a que su marido regrese de la guerra. Cuando éste regresa al poblado y llega a su casa, sucia y abandonada, su mujer está esperándolo, aunque se trate de su espíritu.

El terror se convirtió así en una de las principales vías de entrada de cine tailandés: El espectador generalista poco distinguía entre la procedencia (Japón, Corea, Hong Kong, Tailandia), lo que provocó que las películas de fantasmas asiáticos se multiplicaran en la taquilla. La última, y quizás una de las mejores de toda la ‘ola terrorífica’ se estrenó en 2006. La distribuidora tailandesa Phenomena Motion Pictures decidió estrenar Shutter en septiembre de 2004, uno de los films dados a renovar el género, si no temáticamente, sí por su estilo visual, conciso guion y dominio del tempo narrativo. Banjong Pisanthanakun y Parkpoom Wongpoom utilizaron la captura de imágenes de espíritus en un doble sentido: narrativo, para desarrollar la trama central del film, y de estilo, con una puesta en escena basada en este posible fenómeno paranormal. Después del fenómeno The Eye de los hermanos Pang, Shutter dejó un poso de horror entre los espectadores: en los cerca de 100.000 espectadores que acudieron a las salas a ver la película en los cines españoles en ese 2006.

Pero ahí no acabó todo, porque al terror le siguió…
El segundo gran género temático que nos llegaría desde Tailandia fue el de la acción. Pocas veces en el mundo del cine de artes marciales una película ha causado tanta revolución entre el aficionado como lo hizo Ong Bak, una producción tailandesa de 2003. Las artes marciales tienen ya nombres de oro que serán eternos, como Bruce Lee, Gordon Liu, Jackie Chan, Jet Li, Donnie Yen… Pero pese a todo lo que habíamos visto, esta película nos pareció más fresca y audaz…y llegaba desde Tailandia. En Ong Bak la acción era “real”. Así como suena. No hablamos tanto del empeño del coreógrafo y nombre mítico del cine de acción thai Panna Ritthikrai por reproducir movimientos y técnicas casi olvidadas del Muay Thai (arte marcial procedente de Tailandia) más genuino, sino de su interpretación y exhibición atlética. Gimnasta, acróbata y luchador, Tony Ja (occidentalización de su nombre real Phanom Yeerum, a todas luces complejo para el aficionado no tailandés) reinventa, con su agilidad y proezas sobrehumanas, lo que siempre se ha conocido como coreografías de artes marciales. Tony Ja llegaría a asistir al pre-estreno de la película en España y a pasar por el espacio de entrevistas de Andreu Buenafuente. Era cuestión de tiempo para que llegaran nuevas producciones como Thai Dragon (2005) producidas por la Sahamongkolfilm Co, y dirigida por Prachya Pinkaew.

Tailandia también es sinónimo de cine de autor
Sin duda alguna, el cinéfilo de hoy en día tiene claro que si hay algún nombre de un director procedente de Tailandia que debería recordar, o que más rápidamente acude a su mente, ese es el de (aunque pronunciarlo cueste lo suyo) Apichatpong Weerasethakul, cineasta ya de culto entre el fandom. La explosión internacional de este director se produjo con Tío Boonmee recuerda sus vidas pasadas (2010) cuando para sorpresa de muchos si hizo con la Palma de Oro de Cannes. Con una película que explora en clave de cine fantástico los últimos días de un hombre, el tío Boonme, que se recluye en el campo para morir allí, al lado de los fantasmas de su mujer, y tal vez de algunos miembros de su familia que se han mimetizado con la naturaleza.
El de Apichatpong Weerasethakul es un cine de (y sobre) fronteras y distinciones categóricas franqueadas, tema esencial del denominado cine fantástico. Hablar de lo fantástico implica salvar un escollo inicial: concretar en qué consiste. Tan complicada tarea ha generado una profusión de definiciones; en ocasiones, bien distintas entre sí o, incluso, contradictorias (en aquello que concierne al fantástico, entramos en el resbaladizo terreno de la subjetividad). Muchos son los que dicen que el cine de A.W tendría que verse en un museo. Incluso él mismo habla de que ‘el cine es un viaje, y en un viaje, hay momentos en los que te duermes mientras vas viendo pasar el paisaje’. Pero la narrativa de A.W, fragmentada, como su memoria y sus recuerdos, viaja en el interior de sus películas, entrando y saliendo de ellas, sin reparos, sin barreras que limiten sus pasos. Hay muchos ejemplos como este a lo largo de la obra del realizador tailandés. El cine de A.W no congrega multitudes, pero sí que ha servido para posicionar el cine tailandés dentro de la órbita internacional. Recordemos que la última película tailandesa que se ha estrenado en nuestro país han sido Memoria (2020).

La tercera vía: la comedia y el drama
Para el espectador asiduo del cine tailandés de los últimos tiempos es muy habitual que al comenzar la película apareciera una misma cabecera: la imagen de tres dados que daban vueltas hasta hacer aparecer las letras GDH. GDH es el nombre con el que se conoce a una joven productora de cine con un catálogo en el que nos encontramos con algunos de los títulos más populares de la última década del cine realizado en Tailandia.
GDH nació en 2003 tras la unión de tres compañías: GMM Grammy, el conglomerado mediático más poderoso del país, y las productoras cinematográficas Tai Entertainment y Hub Ho Hin Film, que tras alguna colaboración decidieron unir sus fuerzas para producir juntas My Girl (Fan Chan). Este film sobre la amistad infantil dirigido por seis nuevos directores (un formato que se convertiría en marca de la casa) tuvo un resultado inmejorable, ya que se convirtió en la película más vista del año en el país.
Ese cine comercial que miraba completamente al público local lo formarían comedias de terror como Pee Mak Phrakanong, que podríamos decir es la culminación del estilo de la compañía: unía terror y romance adolescente en una película fresca, moderna y divertida, curiosamente protagonizada por dos actores que trabajaban por primera vez para la compañía, Mario Maurer y Davika Hoorne, y que en nuestro país pudo verse en el Festival Nits de Cinema Oriental de Vic (2014).
Otro título que también sería presentado en numerosos festivales sería el de Bad Genius (2017). Un thriller dramático que sigue a Lynn, una estudiante superdotada, que consigue entrar en una prestigiosa escuela tailandesa donde consigue una beca para estudiar en el extranjero. Un día recibe la propuesta de ganar dinero ayudando a otros alumnos haciendo trampas en los exámenes, creando así un sistema infalible que los ayude a aprobar. Cuando Lynn ve el poder que tiene en sus manos al conseguir sacar rentabilidad de sus dotes, trazará un plan mucho más ambicioso.
Y hablando de Bad Genius es como llegamos al director de la película que nos ocupa Pat Boonnitipat: una de las primeras colaboraciones de Pat Boonnitipat para GDH 599 fue la producción de Bad Genius, la serie (2020). Conjugando la juventud con la comedia y el thriller, la serie se convirtió en todo un éxito en Tailandia. Se veía venir el salto del director a la pantalla grande.

Cómo hacerse millonario antes de que muera la abuela
Los primeros tratamientos de la película estuvieron listos en 2020 y corrieron a cargo del guionista Thodsapon Thiptinnakorn. De alguna manera, la película apelaba al cuidado de la población anciana, en un momento en el que Tailandia ocupa la segunda posición en cuanto al envejecimiento de su población en Asia. Pero no sería hasta la contratación de Pat Boonnitipat que el proyecto no vio la luz verde. Director y guionista supieron ver el potencial de la película, haciendo que la narrativa pasara del tono de comedia al drama sin solución de continuidad.
Clave resultaría la elección de los actores protagonistas: los debutantes Putthipong Assaratanakul, interpretando al nieto que se decide a cuidar a la abuela y Usha, como la abuela. La química entre ambos es evidente desde la primera de las escenas, que acontece en el Día de Los Muertos, cuando han de ir a visitar a sus familiares fallecidos. El joven se encarga de esparcir las flores como si se tratara de tirar confeti, y la abuela le riñe con él y le enseña cómo debe hacerse, hasta que se cae del montículo que forma la tumba.

Los actores no lo tuvieron fácil. Putthipong Assaratanaku debió pasar por clases de interpretación a las que le obligó a ir el director de la película, y, por otro lado, Usha, por su edad, no podía seguir el ritmo de la producción, así que ésta tuvo que adaptarse a ella, realizándose continuos parones durante el rodaje para que la anciana pudiera descansar. El resultado es que muchas de las escenas entre ambos actores se consiguieron a la primera toma. Algo que se ve en el resultado en la pantalla, donde la frescura en el tratamiento de los personajes es uno de los puntos fuertes de la película.
La trama en sencilla. El nieto decidirá cuidar a su abuela, por dinero (a ver si logra hacerse millonario antes de que fallezca). Pero poco a poco saldrán a relucir diferentes temáticas para tener en cuenta: el tiempo que dedicamos a los mayores, el sacrificio, los roles de género a la hora de encargarse del cuidado de nuestros familiares… Tanto los personajes (dinámicas familiares) como esos distintos temas que propone el film y que, al fin y al cabo, son universales, serán los responsables de que salgan a flote las emociones en los espectadores.
Si bien el terror y la acción han sido los grandes focos de entrada del cine tailandés a lo largo de los últimos veinte años, y algunas pinceladas de cine de autor nos han llegado a través de la obra de Apitchapong Weerashetakul, el melodrama es la gran estrella de este inicio de 2025, con el estreno de Cómo hacerse millonario antes de que muera la abuela. En los cines tailandeses la película se hizo viral, cuando los espectadores se grababan en vídeo justo al terminar la película, llorando a la salida de los cines.
Algo que no dudamos va a ocurrir en su estreno en cines en España el próximo 24 de enero. ¡Quedáis advertidos!