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Cine iraní: en el eje del mal

09/02/2016

Cuando en los informativos se escucha que el gobierno norteamericano incluye a Irán en el denominado Eje del Mal, uno no puede evitar pensar en ese niño que busca desesperado la casa de su amigo para devolverle el cuaderno de deberes y así evitar que a la mañana siguiente lo expulsen de la escuela; o en Hossein, el joven que le declara todo su amor a Tahereh caminando a través de los olivos. Estos personajes son sólo un par de ejemplos de un cine que derrocha sensibilidad pero también crítica y compromiso social. Y que además triunfa en todo el mundo.

Irán-El corredorEn Febrero de 1979 todo cambia en Irán. También su cine. La victoria de la revolución islámica liderada por el ayatollah Jomeini parece que va a terminar con la producción cinematográfica del país. Desde principios del siglo XX las autoridades religiosas han visto con malos ojos el cine, lo han considerado poco más que una blasfemia. Con la revolución llega el derribo de las estatuas del Sha y el ataque a los bancos, símbolos del imperialismo y del tráfico financiero. Y también llega el incendio de las salas de cine en nombre de la moralidad y de la independencia cultural del país. Directores, actores y productores que durante años han desarrollado sus carreras en Irán abandonan el país para continuar su trabajo en el exilio. Todo apunta a que el cine iraní se va a convertir en una pieza de museo. Nada más lejos de la realidad. Jomeini vivió varios meses exiliado en Francia y era consciente del poder del cine y de los medios de comunicación en general como elemento pedagógico y de propaganda política. Así pues, ante el cine, la revolución islámica puede escoger dos caminos: prohibirlo (que es lo que harán los talibanes en Afganistán) o “islamizarlo”, o lo que es lo mismo, diseñar los límites estéticos e ideológicos de un cine “islámicamente correcto”. Jomeini tenía claro cuál era el camino a seguir: la producción cinematográfica no debía parar y el cine extranjero contrario a los valores islámicos, tiene que ser prohibido. El cine iraní parece salvado de una muerte casi segura.

La primera consecuencia visible de la “islamización” del cine tiene lugar en las salas de exhibición: las que se han salvado de la quema deben cambiar sus nombres. Así pues, a partir de esos momentos algunos de los cines emblemáticos de Teherán adaptan sus nombres a la nueva situación del país. Es el caso del cine Royal, que pasa a denominarse Revolución; o el Corona, que se transforma en el Ciudad del Arte. Pero éste, por supuesto, no es el cambio más importante que padece el cine iraní. Poco después de llegar al poder, el nuevo régimen impuso una serie de normas no escritas que deberían seguir las películas que se hicieran a partir de ahora. Normas como no dirigir nunca la simpatía del espectador hacia el criminal o el pecador, no mostrar el tráfico de drogas, prohibir estrictamente la blasfemia y los gestos sugestivos, o incluso evitar cualquier contacto físico entre hombres y mujeres delante de las cámaras, aunque sean marido y mujer. Así pues, el cine (y el arte en general) iraní de los primeros años del régimen islamista se caracterizó por el dominio de la ideología frente a la calidad artística, no sólo por el control de las autoridades, sino también por el entusiasmo de jóvenes realizadores idealistas que empezaban a rodar películas donde se denunciaba el antiguo régimen y se ensalzaban los valores de la revolución. Un cine muy popular en Irán pero casi totalmente desconocido en el extranjero.

En 1982 el reformista Mohamed Khatami (futuro presidente del país) fue nombrado Ministro de Cultura y Orientación Islámica. Las medidas llevadas a cabo por Khatami reactivaron la industria, aumentaron la producción y se renovaron sus temáticas y sus géneros. Varios cineastas que en los 70 formaban parte del llamado “Nuevo Cine Iraní” y que la revolución truncó sus carreras (Mehjuri, Beyzai o Naderi, por ejemplo) volvían a dirigir películas y parecía que los filmes nacionales recuperaban la calidad. Es precisamente uno de estos directores, Amir Naderi (a quien el Festival de Gijón rindió un homenaje y realizó una retrospectiva de sus films) quien dirigió en 1985 el primer gran éxito internacional del cine iraní, El Corredor, que triunfó en todos los festivales en los que se presentó (Venecia, Londres, Nantes) y dio la vuelta al mundo. El film de Naderi fue el primer aviso al mundo que algo se movía en Irán. El carrusel del cine persa en los festivales más prestigiosos del planeta tan sólo acababa de empezar.

Kiarostami, el estandarte

abbas-kiarostamiSi un nombre ha representado y representa al cine iraní éste es, sin duda, el de Abbas Kiarostami. Con un cine cercano a Rossellini y al neorrealismo italiano, y también a la Nouvelle Vague francesa, Kiarostami se ha convertido en el estandarte del cine iraní de calidad y en uno de los cineastas más prestigiosos y admirados del planeta. El director de A través de los olivos fue también la cabeza visible de un movimiento que, inspirándose en la realidad cotidiana y en la poesía persa, fue capaz de sortear la censura y eludir tabúes. Kiarostami nace en Teherán en 1940 y a finales de los 60 ingresa en el Centro para el Desarrollo Intelectual de Niños y Adolescentes (conocido en Irán como Kanun, que significa sencillamente “Centro”, y que tiene un papel determinante en el desarrollo del cine antes y después de la revolución). La revolución islámica del 78 no truncó la carrera de Kiarostami como la de otros cineastas, ya que el Kanun le ofrecía un cierto refugio para continuar su actividad relativamente al margen de las turbulencias de la época. Poco después del triunfo internacional de El Corredor de Naderi, Kiarostami dirigió ¿Dónde está la casa de mi amigo?, primera parte de la llamada Trilogía de Koker, tres películas que dispararán el prestigio del cineasta en todo el mundo. Masacrada por la crítica iraní, ¿Dónde está la casa de mi amigo? se presentó en 1989 (dos años más tarde de su estreno en Irán) en el Festival de Locarno. El film obtuvo el Leopardo de Bronce del festival y el cine occidental empieza a interesarse por este director que llevaba casi 20 años en activo pero del que apenas se conocía su obra. Tal vez sea en Francia donde la película de Kiarostami obtuvo mayor popularidad, lo que provocó que a partir de ahora el capital francés financiara parte o la totalidad de varios de sus futuros filmes. Kiarostami terminó la trilogía de manera brillante con La vida continúa (1992) y A través de los olivos (1994), uno de los ejercicios de “cine dentro del cine” más apasionantes de la historia del Séptimo Arte.

Irán-Sabor cerezasPero el momento culminante de su carrera tuvo lugar en Mayo de 1997. La 50 edición del Festival de Cannes está a punto de inaugurarse. La sección oficial a concurso hace semanas que está preparada. Películas como L.A. Confidential, La tormenta de hielo o Happy Together están listas para luchar por la Palma de Oro. No obstante Gilles Jacob, el director del Festival, negocia duramente para que el nuevo film de Kiarostami (El sabor de las cerezas) también concurse en el certamen. La negociación es larga y difícil porque las autoridades iraníes ponen muchos obstáculos a que el film se vea en Cannes. Incluso se rumorea que interviene en el asunto el ministro de exteriores francés en persona. Sea como sea, El sabor de las cerezas llega in extremis a La Croissette, sin que el comité de selección del Festival la haya podido ver, y se lleva la Palma de Oro a la mejor película (compartida con La anguila de Shoei Imamura). La crítica coincide en que el premio es merecido, pero también se ha querido ver en el galardón un componente político (igual que pasará, años más tarde, con el premio a Fahrenheit 9/11 de Michael Moore). Y es que a los pocos días del triunfo de Kiarostami en Cannes, el reformista Mohamed Khatami gana las elecciones presidenciales en Irán con un fuerte respaldo popular y también con el apoyo mayoritario de los profesionales del cine.

Irán-El viento nos llevaraTras El sabor de las cerezas y El viento nos llevará (que en 1999 ganó el Gran Premio Especial del Jurado en el Festival de Venecia) Kiarostami recibió una invitación del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola, una organización dependiente de las Naciones Unidas, para rodar un documental en Uganda. En la primavera del año 2000, acompañado de un colega y de dos cámaras digitales, viajaba al país africano para hacer una prospección sobre el terreno y buscar localizaciones para el rodaje del documental. Durante diez días ruedan unas 25 horas de material, y de vuelta a Teherán se dan cuenta de que este trabajo de localización contiene todo lo que quieren contar en el documental. El resultado del montaje de este material es ABC Africa, un documental que se centraba en los huérfanos de enfermos del sida en Uganda. El primer contacto con el cine digital entusiasmó a Kiarostami, y tras esta experiencia todos sus filmes posteriores (de los que, por desgracia, ninguno se ha estrenado comercialmente en nuestro país) los realiza en este soporte. Bienvenido al futuro, Abbas.

Desde la entrada del nuevo milenio, Abbas Kiarostami lleva filmadas nueve películas más, entre las que destaca Like Someone in Love (2012), o Copia certificada (2010) por la que conseguiría el Premio a la Mejor Actriz para Juliette Binoche en Cannes y la Espiga de Oro a la Mejor película en Cannes. El director iraní sigue siendo un realizador entregado a la causa que en estos momentos imparte un curso sobre maestría en la dirección cinematográfica en la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños (Cuba).

Los otros “cracks”

Irán-Director Panahi1Kiarostami es la punta de lanza del cine iraní que triunfa en los festivales y en los circuitos del “cine de autor” de todo el mundo, pero por fortuna no es el único. A Jafar Panahi se le considera el “alumno aventajado” del maestro Kiarostami, en parte porque sus carreras se han entrecruzado en varios momentos. Panahi figura como ayudante de dirección de Kiarostami en A través de los olivos, y poco después debuta como director con El globo blanco (1995), con guión del propio Kiarostami y que contiene algunas de las constantes del cine de su maestro (búsqueda de una realidad casi documental, crítica social escondida tras la mirada de un niño, creación de una historia a partir de una premisa mínima). La siguiente película de Panahi, El Espejo (1997), se mueve dentro de los mismos esquemas. Pero el cineasta da un giro a su obra con El círculo, película durísima que critica sin trampa ni cartón la situación de las mujeres en el Irán actual y que gana el León de Oro en el Festival de Venecia de 2000: aquí ya no hay niños que suavicen la historia, ni realismo poético, sólo mujeres que intentan sortear las desigualdades y las injusticias de un sistema que las trata como enemigas. Incluso se intuye en la película cierta crítica al cine de Kiarostami. Pero el camino de los dos cineastas se vuelve a cruzar tres años después, cuando una historia real sobre un crimen y un suicidio en una joyería vuelve a ser el origen de una película escrita por Kiarostami y dirigida por Panahi (Oro carmesí, que todavía sigue inédita en España). Pero sí pudimos degustar en España Offside, donde Panahi vuelve a retratar las limitaciones a las que las mujeres están sujetas, esta vez en clave de ironía futbolera.

Irán-Offside1En 2010 un hecho aumenta si cabe la aureola de Panahi dentro de la cinematografía mundial: el 1 de marzo, Panahi fue detenido (no era la primera vez), esta vez en su casa junto con su mujer Tahereh Saidi, su hija Solmaz Panahi y 15 de sus amigos que fueron llevados a la cárcel de Evin, que queda en el barrio del mismo nombre en el norte de Teherán y que es famosa por sus presos políticos. Muchos de los detenidos fueron liberados a las 48 horas. Los también cineastas Mohammad Rasoulof y Mehdi Pourmoussa salieron en libertad el 17 de marzo de 2010, pero no Panahi. Su detención fue confirmada por el procurador general de Teherán, Abas Jafari Dolatabadi, que no especificó los cargos contra él, limitándose a asegurar que Panahi no había sido arrestado por ser «un artista o por razones políticas«, sino por haber «cometido un delito». El 20 de diciembre de 2010 Panahi fue condenado a 6 años de cárcel y 20 de inhabilitación para hacer cine, viajar al extranjero o conceder entrevistas. El director apeló la sentencia, pero en octubre de 2011 un tribunal de Teherán confirmó la pena que le habían impuesto. El delito que se le imputa es «actuar contra la seguridad nacional y hacer propaganda contra el estado”.

Cartel-Nader y Simin, una separación.inddLa silla vacía que se vio en medio del escenario del Berlinale Palast en la edición del Festival de Berlín de 2011, se convirtió en una de las imágenes del festival. “El simple hecho de invitar a Panahi para formar parte del jurado, aun sabiendo que había la posibilidad de que no estuviera aquí, ha sido una señal clara por parte de la organización a favor de la libertad de expresión”, comentó Isabella Rossellini, presidenta del jurado de la Sección Oficial. En una edición del certamen marcada desde el principio por la ausencia de Panahi, la película Nader y Simin, una separación, del director iraní Asghar Farhadi, se convirtió en la absoluta protagonista de la noche de la clausura, al llevarse tres de los mayores premios: el Oso de Oro como mejor película y los Osos de Plata para las mejoras interpretaciones masculinas y femeninas. Muchos verán este galardón como un premio político. La verdad es que la cinta iraní fue, de lejos, lo mejor que pudo verse en la Berlinale dentro de la Sección Oficial.

Irán-Children of heavenOtro nombre importante del cine iraní es el de Majid Majidi. Seguramente sea el más occidental de los cineastas que triunfan fuera de Irán, y se le puede criticar una cierta tendencia al sentimentalismo, pero la calidad de sus películas es más que evidente. Majidi alcanzó su mayor éxito en 1999, cuando su película Children of Heaven fue nominada al Oscar a la Mejor Película de habla no inglesa. Por primera vez en la historia un film iraní era finalista en esta categoría. Pero ese año el Oscar tiene un claro favorito, La vida es bella de Roberto Benigni, ante el que poco puede hacerse. Majidi no ganó la estatuilla dorada pero Children of Heaven se estrenaba con cierto éxito en Estados Unidos, lo que provocó que su siguiente película, El color del paraíso, llegara a las pantallas norteamericanas por la puerta grande de la mano de una compañía tan importante como Sony. También ha sido acogido con gran aceptación en Occidente Babak Payami, cuya única película estrenada en España fue El voto es secreto. Este cineasta tiene la particularidad de haber vivido 20 años en Canadá, y el contacto con la cultura occidental está más que presente en su cine. Y es que El voto es secreto es un alegato a favor de la democracia que a ratos parece una versión persa de las comedias de “guerra de sexos” del Hollywood de los años 30 y 40: la funcionaria del gobierno que recoge votos en una urna caída del cielo en el film de Payami tiene más de un punto de similitud con las protagonistas de las películas de Howard Hawks. Otro nombre que se ha consolidado como garantía de calidad es el de Bahman Ghobadi, director de origen kurdo que en nuestro país se le conoce por haber ganado dos Conchas de Oro del Festival de San Sebastián en tan sólo tres años (en 2004 con Las tortugas también vuelan y en 2006 con Media luna) pero que antes ya se había dado a conocer en los circuitos festivaleros con El tiempo de caballos ebrios (Cámara de Oro del 2000 en Cannes). El cine de Ghobadi se caracteriza por añadir toques de comedia en situaciones tremendamente trágicas. El cineasta asegura que esta mezcla entre tragedia y comedia es la esencia de la vida del pueblo kurdo, un pueblo que a lo largo de su historia se ha enfrentado a multitud de sufrimientos. Kiarostami también tuvo un papel fundamental en la carrera de Ghobadi, ya que el director kurdo afirma que se enamoró del cine gracias al autor de A través de los olivos. Ghobadi incluso ha actuado como actor en una de las cintas de Kiarostami (El viento nos llevará, en la que interpreta a un hombre que se pasa buena parte de la película cavando un hoyo en un cementerio y de quien únicamente vemos un pie).

El clan de los Makhmalbaf

Irán-Mohsen dtorApartado diferente merece Mohsen Makhmalbaf… y toda su familia. Y es que los Makhmalbaf son todo un clan de cineastas, el equivalente iraní a los Coppola. Así pues el patriarca del clan es Mohsen, nacido en Teherán en 1957 en el seno de una familia profundamente religiosa y seguidora activa de Homeini incluso antes de la revolución. Los cuatro años que van de 1974 a 1978 Makhmalbaf los pasa en la prisión por haber atacado a un oficial de policía, y consigue la libertad gracias al triunfo de la revolución. Se implica a fondo en el nuevo régimen, dirigiendo el Centro Artístico Islamista del Teatro, un organismo de propaganda, para después pasarse al mundo del cine. Pero las películas de Makhmalbaf poco o nada tienen de complacientes con la situación del país. Tras el estreno de El buhonero (1987), donde critica al régimen denunciando las “mentiras de la mezquita”, los periodistas le preguntan: Makhmalbaf, ¿en qué te has convertido? ¿Te has apartado de la línea?”. Y Mohsen responde: “Descubrí el cine y eso cambió mi visión del mundo”. A mediados de los 90 abandona temporalmente su carrera de director y funda la Makhmalbaf Film House, una escuela en la que enseña cine a un selecto grupo de alumnos, entre los que se encuentran sus tres hijos. Pero en el 2000 vuelve a la dirección para rodar en Afganistán Kandahar, una película casi documental en la que denuncia la situación de las mujeres afganas bajo el régimen talibán. El poder profético de Makhmalbaf pone la piel de gallina: cuando Kandahar se estrena en Mayo de 2001 en el Festival de Cannes casi nadie sabe que éste es el nombre de una de las principales ciudades afganas y palabras como burka o talibán todavía no formaban parte de nuestro vocabulario. Tan sólo cuatro meses después, tres aviones se estrellan en las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono, y todo lo que expone Makhmalbaf en esta película inundará los informativos de las televisiones de todo el mundo.

Irán-La manzanaMohsen todavía puede dar mucha guerra en el mundo del cine, pero la continuidad del apellido Makhmalbaf en el Séptimo Arte parece estar “atada y bien atada”. De momento la hija mayor, Samira, es la que ha conseguido más prestigio y reconocimiento. Educada en los platós de las películas de su padre, Samira Makhmalbaf inició su carrera como directora de largometrajes con sólo 18 años con la estupenda La manzana (1998), basada en la historia real de dos hermanas de Teherán cuyos padres no las han dejado salir nunca de casa. El cine de Samira se caracteriza por un fuerte compromiso social, y sus dos siguientes films denunciaban la situación de los refugiados kurdos que sobreviven en la frontera entre Irán e Irak (La pizarra) y la opresión que siguen sufriendo las mujeres en el Afganistán post-talibán (A las cinco de la tarde). Irán-Samira makhmalbafEn Francia a Samira se la considera como “la Mozart del cine iraní”, siendo la cineasta premiada más joven de la historia del Festival de Cannes; pero su hermana Hana tampoco se queda corta. Y es que si la precocidad de la hermana mayor es sorprendente, la de la jovencísima Hana Makhmalbaf parece casi increíble: con tan sólo 9 años dirige un corto, y con 14 presentaba su primer largometraje (Joy of Madness) en el Festival de Venecia de 2003. La anécdota cuenta que los encargados de seguridad no querían dejar entrar a Hana a la sala en la que se proyectaba su película en la Mostra veneciana por ser demasiado joven. “Tierra, trágame” es lo que debieron pensar cuando supieron que la niña era la directora del film. El tercer hijo de Mohsen, Maysam Makhmalbaf, hasta ahora se ha dedicado a la dirección de fotografía de varias películas de su padre y de su hermana Samira, y también se encargó de realizar el making off de La pizarra. El clan se completa con Marziyeh (cuñada de Mohsen, con el que se casa tras la muerte de su hermana, y por lo tanto tía y madrastra de Samira, Maysam y Hana) que ha conseguido varios premios con sus dos primeras películas: The Day I Become a Woman y Stray Dogs. Si alguien desea más información sobre esta atípica y apasionante familia que no dude en visitar la completísima web www.makhmalbaf.com.

¿Una moda pasajera?

nahidEl prestigio y el éxito del cine iraní en Occidente son hechos irrefutables, pero algunos expertos han visto en ello unas bases poco seguras. Consideran que la calidad de las obras no es el único secreto de su éxito, sino también el contexto político y geoestratégico de Oriente Medio. Incluso se preguntan si el público y la crítica occidentales seguirían admirando el cine iraní si la situación política del país cambiara. ¿Nos encontramos, pues, ante una moda pasajera? Otros denuncian que algunas de las cintas iraníes mejor acogidas en el extranjero estén sustentadas por las financiaciones europeas, principalmente la francesa y la italiana. Por eso se cuestionan que este cine sea un movimiento desde dentro de Irán, y que tal vez sólo sea un reflejo de la tradición cultural occidental. Y es que, por ejemplo, las películas de Abbas Kiarostami que Occidente recibe con entusiasmo, en Irán acostumbran a recibirse con mucha frialdad, tanto por la crítica como por el público. Sea como sea, en Irán hay una cantera excepcional de cineastas que, inspirados en el enorme pasado cultural de su país, han sabido aprovechar como pocos los recursos narrativos del cine.

Poster Nahid 70x100.aiNo podemos responder a esta pregunta, pero lo que sí podemos hacer es enumerar el listado de películas procedentes de Irán que han sido premiadas en diferentes festivales internacionales desde el año 2006… Lo de moda pasajera, parece que no va a tener fin:

  1. Media luna de Bahman Ghobadi Concha de Oro Donosti 2006 (ya ganó en 2004).
  2. Daratt Gran Premio del Jurado Venecia 2006, mejor director en Gijón junto a Maziar Miri por “Gradually…”, también iraní.
  3. Persépolis, premio especial del jurado en Cannes 2007, nominada Oscar de animación.
  4. The Song of Sparrows 2008, Oso de Plata Berlín.
  5. Women Without Men 2009, León de Plata a la mejor dirección Venecia 2009.
  6. Be Calm and Count to Seven de Ramtin Lavafipur Tigre de Oro en Rótterdam 2009.
  7. Nadie sabe nada de gatos persas 2009, Premio Especial del Jurado en Un Certain Regard de Cannes.
  8. About Elly de Asghar Farhadi Oso de Plata mejor director Berlín 2009, Mejor Película en Tribeca.
  9. Goodbye de Mohammad Rasoulof 2011, Premio Mejor director en Un Certain Regard de Cannes 2011.
  10. A Cube of Sugar 2011 – Premios en el Festival de Kazan, y pase en el Festival Cines del Sur de Granada.
  11. Nader y Simin, Oso de Oro, Premio Ecuménico, Mejor Actor, Mejor Actriz en Berlín 2011, Oscar 2012 (también nominado mejor guión), Globo de Oro, Cesar mejor film extranjero,
  12. Fat Shaker de Mohammad Shirvani Premio Tiger de Rotterdam en 2013.
  13. Nahid – Premio Prix de l’Avenir de la sección Un certain Regard de Cannes 2015, también premio en el Festival de Chicago.

Un reportaje de Sergi Pacheco (actualizado por Enrique Garcelán)

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