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Children (Corea, 2011)

25/04/2012

Ficha Técnica: País: Corea Año: 2011 Director: Lee Kyoo-man Con: Park Yong-woo, Ryoo Seung-yong Género: Thriller, Drama Duración: 132 min

Children… relata la desaparición y posterior muerte de cinco niños de un pequeño pueblo coreano, un suceso real acontecido hace ya veinte años y cuyo misterio sigue hoy sin resolverse (en realidad, la investigación se dio por cerrada en el año 2006 al haber prescrito los hechos, y sin que se llegara a realizar ninguna detención). Esta circunstancia le valió una gran atención pública antes de su estreno (consolidada con una notable taquilla posteriormente), y está demostrando ser una eficaz estrategia de márquetin, ya ensayada en cintas como Memories of Murder (2003) y Voice of a Murderer (2007), que también recreaban crímenes no resueltos del pasado más o menos reciente de Corea.

El director del film, Lee Kyoo-man, se postula como un nuevo valor de la productiva fábrica surcoreana de especialistas del thriller, pues ya debutó hace cuatro años con otra muestra del género, Return, el retrato de un asesino psicópata marcado en su infancia por una traumática experiencia de “percepción intraoperativa”. A falta de haber visto su opera prima, y a juzgar tan solo por su tardía segunda obra, esta Children…, diría que a Lee le falta camino por recorrer, y que necesita despojarse de cierta inseguridad así como alejarse de los lugares comunes si quiere hacer oír su propia voz dentro del saturado panorama cinematográfico de Corea.

Veamos. La película empieza bien; muy bien, diría, con una bella escena en que se evoca la inocencia de unos niños que pronto se verá incomprensiblemente sesgada. Esa incomprensión de apoderará en seguida de la trama, y sin ahondar en el sentimentalismo (o el amarillismo) que habría supuesto insistir en las figuras de los críos, se pasa el testigo a los padres y a los investigadores del caso (principalmente, un sensacionalista reportero de televisión y un profesor universitario obsesionado con el tema). A partir de aquí, se desarrolla un frustrante relato en que cada nueva pista conduce a un callejón sin salida, y que sirve para elaborar un discurso crítico con el papel jugado por las autoridades y los medios de comunicación. Este interesante planteamiento naufraga porque el film bascula mal entre el drama y el relato criminal, y con una ridícula deriva final hacia el género más explosivo y tópico termina deslegitimándose como la denuncia y tributo a las víctimas que pretendía ser (según las declaraciones de sus responsables). La carnaza no era necesaria, porque entra forzada, porque no es coherente y porque el estilo ya se había mostrado lo bastante enfático como para epatar (más mal que bien) al espectador. ¿Acaso Lee Kyoo-man estaba escribiendo su carta de presentación para el cine de terror? Pues no tocaba.

Lo mejor: La secuencia inicial.

Lo peor: La escena que pretende resolver el caso.

Por nuestro colaborador Jordi Codó

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