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Berlinale del día 2: Un día de furia

11/02/2012

Hoy he tenido una extraña sensación. Abandoné el hotel a una hora prudente, las 8 y media de la mañana, tras ingerir la comida sólida más abundante del día (el desayuno). No había dejado nada al azar, así es que después de cubrirme con sucesivas capas de ropa, recoger los guantes, el gorro y las botas… recordé meter en el bolso la acreditación (si la olvidas, lo llevas claro para atravesar los dos filtros antes de entrar en el Mercado). Doce horas más tarde, instantes antes de dar por terminado el recorrido cinematográfico del día con la última locura de nuestro viejo conocido Takashi Miike, Ace Attorney… llegó el gran momento…

¿Estaba yo en Berlín… o me había quedado dormido en una sesión del Auditorio en Sitges? Haciendo balance de lo que había visto a lo largo de la jornada, o me había teletransportado a la fantasía del pueblo costero catalán, o había tomado la pastilla equivocada por la mañana. Por unos momentos pensé que al salir de la sala escucharía el sonido del mar… y con un poco de suerte, podría incluso ponerme el traje de baño… La bofetada con la que el aire seco berlinés me recibió nada más salir a la calle, me devolvió a la realidad: Berlín, viernes 10 de Febrero. Temperatura: frío del copón, os lo aseguro.

La jornada dio inicio a eso de las 9 de la mañana. No hay nada mejor que una ‘space opera’ para acabar de despertarse. Katsuhide Motoki, director de la adaptación del manga Gene no Kitaro, ha regresado en el 2012 con una epopeya espacial en 3D producida por la Shochiku.  Welcome Home Hayabusa (título provisional), tiene pendiente su estreno en Japón durante el mes de Marzo. Con un guión firmado por el responsable de Train Man, el film está basado en la historia real de la sonda Hayabusa, lanzada el 9 de Mayo 2003, desde el Centro Espacial de Kagoshima, en Japón con la misión de investigar varias tecnologías nuevas de ingeniería necesarias para el retorno de muestras del planeta a la Tierra. Mezcla de drama humano, aventura espacial y entretenimiento familiar en 3D, la película logró su objetivo: que me evadiera a lo largo de 114 minutos.

La adrenalina vendría después. Con el tiempo justo para alcanzar la sala 1 de los Cinestar, que me valió uno cuantos empujones y olvidar pasar por la cafetería, me dispuse a relajarme por unos momentos. ¡En qué estaría yo pensando! Las luces se apagaron y Dante Lam, el director hongkonés que me lleva por el camino de la amargura (suyas son The Beast Stalker, Fire of Conscience o The Stool Pigeon), no dejó que me relajara ni durante los títulos de crédito. A pesar de encontrar similitudes con sus últimos films, a pesar de moverse con mayor soltura cuando se encuentra en Hong Kong, The Viral Factor es cien por cien cine de acción. Protagonizado por Jay Chou y Nicholas Tse, la trama sigue a dos hermanos, que habiendo sido separados de pequeños, se ven envueltos en una conspiración para librar una guerra terrorista con armas biológicas. Y hasta aquí puedo contar.

El protagonista de Ikigami, Shota Matsuda (al que también recordamos en su aparición secundaria en Smuggler), da vida a un joven matón de origen coreano que vive en Japón en Hard Romanticker, cuyo slogan publicitario “la respuesta japonesa a La Naranja Mecánica no deja lugar a la duda. El joven Matsuda se verá envuelto en una espiral de violencia cuando sus colegas maten accidentalmente a la abuela de un despiadado rival. La pantalla se tiñe de sangre, para no abandonarla hasta alcanzar la última secuencia. El film está basado en la novela autobiográfica escrita por el director del film, que creció en Shimonoseki hasta llegar a los 19 años.

Necesariamente necesitaba un respiro. Las muertes, atentados terroristas con virus mortales, golpes secos con barras metálicas y/o accidentes de todo tipo me habían acompañado a lo largo de las últimas horas. ¿No había elegido hoy ningún film documental? Menos mal que ahí estaba el bueno de Takashi Miike para acabar de arreglarlo. Adaptando el videojuego de la compañia Capcom «Phoenix Wright: Ace Attorney«, Miike vuelve a sorprender a la audiencia. Ya sea un spaghetti-western, un film de terror, una aventura infantil o un chambara, el director nipón cambia de género con la facilidad que Camps cambia de trajes. Divertida, dinámica, el entramado judicial al que juega Miike en Ace Attorney es puro frenesí. Cuesta a veces imaginar cómo este buen hombre es capaz de impregnar de  contención narrativa a Harakiri, para después ofrecernos un salto mortal sin red mirando hacia el mundo de los videojuegos.

Anochecía cuando abandonaba la sala de cine. De allí al hotel hay unos quince minutos, (que he de reconocer que recorrí en diez, más que nada para no quedarme convertido en cubito). El día había sido completo. Sólo me faltaba el sonido del mar. Menos mal que al llegar al apartamento estaban dando en un canal por satélite Deep Blue Sea… Estaba claro que hoy no iba a ser un día tranquilo.

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