No son raros los films judiciales en las diferentes cinematografías, tanto occidentales como orientales. Pero lo que sí es un tanto atípico es el hecho de que un director novel pretenda documentarse acerca del sistema judicial de su país, y todo sean trabas para poder rodar un plano o acceder al interior de una corte judicial. Este es el caso de Chaitanya Tamhane, responsable de Court (Tribunal), que ha visto como el foco de los festivales internacionales le cedían la notoriedad usurpada por las fuerzas políticas y judiciales de su país, India. Después de conseguir 17 galardones internacionales desde su estreno en el Festival de cine de Venecia, la película tuvo su puesta de largo en España en el pasado Festival de cine de Gijón, y el viernes 11 de marzo llega a la cartelera en su estreno comercial.
Tras la detención de Narayan Kamble, profesor y cantautor popular, según las fuentes policiales por ser la causa del suicidio de un trabajador del gobierno (un funcionario que trabaja en las cloacas de la ciudad), un abogado intentará demostrar que los verdaderos motivos de la muerte del trabajador distan mucho de ser las palabras o versos recitados por el poeta durante una festividad. Sin embargo el sistema judicial, con un engranaje kafkiano, gira y gira haciendo caso omiso a las evidencias que se van destapando durante el proceso.
De una forma ejemplar en la que el director evita caer en la dicotomía entre buenos y malos, Chaitanya Tamhane disecciona de forma paralela la vida de todos los miembros que forman parte de este sistema judicial. Plasma así los grandes claroscuros a los que todos están sometidos: desde el personaje del fiscal interpretado por una mujer que tiene unos principios a los que no quiere renunciar, como el abogado defensor, un hombre de acomodada familia que tiene que lidiar con el hecho de la separación de su mujer. Para terminar la terna nos encontramos al juez supremo, al que parece interesarle más su retiro vacacional que avanzar en un proceso judicial, que no ve nada claro. El director expone de una manera acertada las diferencias sociales existentes entre los diferentes miembros que componen el sistema judicial. Mientras que el abogado defensor es de buena familia, por cierto, una familia que no entiende el empeño de su hijo por defender a según que acusados, la fiscal (que es una mujer), con dificultad llega a cubrir sus necesidades (por lo que muchas veces le será difícil salirse de la línea oficial). El juez, que ya ha vivido muchos procesos, en lo único en lo que piensa es en el descanso que tendrá cuando finalice el juicio.
Con unas interpretaciones muy ajustadas de todos los miembros del reparto, asistimos a un proceso judicial (que compone el esqueleto principal de la película) que fue diseñado a partir de los propios casos reales a los que asistían a diario los diferentes miembros del equipo de producción de la película, que iban dibujando en pequeñas cuartillas los casos que acontecían en aquellos momentos, y que luego servirían para todo el diseño de producción del film. Las autoridades indias se negaron a que las cámaras entraran en cualquier proceso judicial.
¿Qué la sucede a Narayan Kamble? ¿Es un incitador al suicidio? ¿Sus versos pueden convertirse en la causa de su condena? La película avanza, y, a pesar de que todas las pruebas son subjetivas (se habla de una letra del cantante que habla del suicidio, y que pudo ser la causa de la muerte del trabajador… a pesar de que no puede probarse de que éste estuviera en la plaza el día en el que el poeta recitó los versos, ni puede confirmarse que el funcionario empleara el equipo de seguridad para realizar las tareas que se le encomiendan). El proceso judicial se alarga hasta la extenuación, y todo apunta a que el acusado acabará en la cárcel. Aunque esto no sea lo peor del proceso. Ya que la ley es implacable, y, a pesar de que pudiera ser declarado inocente, el sistema siempre encuentra una nueva vía para poder llegar hasta las capas más «incordiantes» de la sociedad (aquellas que cuestionan el estado de las cosas), para acabar poniendo las cosas en su sitio.
Tribunal (Court) es un film contundente y necesario que pone en tela de juicio un sistema judicial al que se someten mil doscientos millones de personas, y que busca, desesperadamente, una forma equilibrada y responsable de impartir justicia. Un desequilibrio que, por otra parte, hay muchas veces que estamos viviendo en nuestro propio día a día. Basta con enchufar la tele al mediodía, sin ir más lejos.