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Un toque de violencia: muertes cruzadas

24/07/2014

Sutil aunque importante la diferencia establecida entre el título original del film que nos ocupa, A Touch of Sin (algo así como ‘un toque de pecado’, homenaje directo al título A Touch of Zen, clásico wuxia del maestro King Hu) con el que finalmente ha escogido la distribuidora española (Golem, cómo no, en una línea magnífica de estrenos comprometidos y necesarios), quien ha optado por sustituir pecado por violencia. Es una lástima porque, esta casi imperceptible alteración del original, afecta de manera directa al mensaje que el director intenta transmitir a lo largo de las más de dos horas que dura la película y que, además, logra condensar en un epílogo demoledor en el que entendemos el porqué de ciertas actitudes y comportamientos que nos pueden llegar a sorprender, sobre todo para todos aquellos espectadores que no están acostumbrados a las cadencias y ritmos que suelen imperar en cierto tipo de cine chino de marcada referencia autoral.

06Jia Zhangke nació en Fanyang, en la provincia de Shanxi. Se licenció en la Academia de Cine de Pekín, y era un perfecto desconocido hasta que consiguió ganar el premio al mejor corto en el Festival de Cine de Hong Kong. A partir de ahí su presencia en festivales tanto nacionales como de recorrido foráneo fue constante, pasando del corto al largo y cosechando un sinfín de premios y parabienes con cintas como Platform, Unknown Pleasures, The World, o Naturaleza muerta (uno de los pocos trabajos que hasta la fecha ha llegado a estrenarse de este recomendable cineasta en nuestro país, junto después a Historias de Shangai, aunque sus números en taquilla no fueran muy buenos, y no precisamente porque el trabajo no tuviera calidad, sino porque el público occidental sigue adocenado en sus blockbusters dignos de parque temático y se olvidan de que allá afuera existe otro tipo de cine mucho más interesante y sincero).

El Festival de Cannes puso sus inquietas miras en un director obsesionado, en tono pesimista y con aires de realismo social, por captar los masivos cambios que han ocurrido en su tierra natal en los últimos años y a la vez mostrar su rechazo a la tendencia de la generación anterior de realizadores chinos por abandonar la cruda verdad del país y orientarse más hacia la leyenda histórica. Así, identificado junto a otros cineastas como Lou Ye (mucho más hermético y malsano), Li Yang o Zhang Yuan como integrantes de una Sexta Generación cuyos parámetros y límites nunca han quedado muy bien delimitados, aunque sí se pueden considerar la última generación visible antes de que la mayoría de directores jóvenes actuales del cine chino se hayan dejado hipnotizar por los yenes y hayan aparcado cualquier atisbo de crítica hacia el régimen establecido para volcarse de forma completamente impersonal en megacoproducciones con Hong Kong y Estados Unidos que arrasan en taquilla pero que ahogan cualquier denuncia necesaria de un sistema abusivo y castrante.

05Un toque de violenciase alzó, contra todo pronóstico, con el Premio al Mejor Guión en una edición como la de Cannes 2013 en la que tuvo que competir con auténticos peliculones como La vida de Adele, de Abdellatif Kechiche, Inside Llewin Davis, de los hermanos Cohen, Heli, de Amat Escalante, oLe passé, de Aghar Faradi. Cuatro historias cruzadas de cuatro personas que suceden en cuatro provincias distintas: un minero indignado por la corrupción imperante en la empresa en la que trabaja que deberá tomarse la justicia por su mano cuando sea amenazado y atacado por aquellos que atesoran riqueza y fortuna a partir de la explotación del más débil; un emigrante que vuelve a casa por Año Nuevo para honrar la figura de su madre en su setenta aniversario descubre las infinitas posibilidades de éxito económico que le puede proporcionar poseer un arma, que igual utiliza como improvisado fuego artificial que le sirve para atracar y matar a quemarropa a un ciudadano que acaba de sacar dinero de un banco; un joven obrero va saltando de trabajo en trabajo intentando mejorar de vida, aunque todos sus esfuerzos por llevar una vida normal se verán truncados cuando por una serie de circunstancias opresivas se dé cuenta de que no existe salida posible a su situación de constante precariedad, y una guapa recepcionista de una sauna quien mantiene una aventura con un hombre casado y con hijos y que deberá bregar con la imposición masculina imperante en la figura de unos clientes que se quieren sobrepasar con ella.

09Un toque de violencia es una película notable en la que su autor suministra las dosis exactas de conciencia analítica sobre un tiempo que le atañe y que le preocupa. Sin nostalgia alguna ni lugar para la añoranza del recuerdo privado construye un relato simple, potente y testimonial que no deja indiferente. Aunque algunos críticos han optado por ningunear algunos pasajes por planos insustanciales, es obligatorio partir de la base de la dificultad que supone intentar aleccionar o simplemente plasmar en imágenes una cotidianeidad que para nada tiene que ver con el mensaje institucional que destila control y felicidad para que pensemos que en China no existe un férreo control sobre sus habitantes y por supuesto sobre cualquier asomo de actividad cultural contraria al régimen. La voz de Jia Zhangke se alza entre la mediocridad del cine actual que se realiza en su país para gritar desesperadamente que los mudos resultados de aplicar esos tipos de política atentan directamente contra la dignidad de la persona, quien no tiene más remedio que, o bien tomarse la justicia por su mano, o dejarse engullir por la masa silenciosa.

utdviolencia_CARTEL.inddOjalá este ‘toque de violencia’ sirviera a su vez como toque de atención de una situación que, aunque denunciada una y mil veces por los órganos competentes internacionales, ni tan siquiera consiguen inmutar el cerrojo impuesto por unos mandamases que cierran la boca de los críticos a base de su imparable ascenso hacia la riqueza. Y es que el espectacular crecimiento del gigante asiático ya lleva unos cuantos años amenazando la hegemonía de Estados Unidos, una vez superados Alemania, Francia, Reino Unido y Japón. Pero, ¿qué es de sus gentes?, ¿qué han hecho ellos para ser víctimas de la voracidad y del ansia viva por una política monetaria tan agresiva? Esas preguntas y otras del mismo calado se plantean en esta atractiva y atrevida película, que a base de retales e historias cortas llega a componer una estructura cerrada en la que nos hacemos una ligera idea de por dónde van los tiros (nunca mejor dicho, ante la explosión de violencia estilizada y ritualizada e incluso algún coqueteo con el gore que se producen ante la rabia y la impotencia de quienes no entienden la dictadura del capitalismo salvaje).

Por Francisco Nieto

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