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Road to Busan: Top zombies asiáticos

03/01/2017

Uno de los subgéneros predominantes en el cine de terror de los últimos cincuenta años como es el de los muertos vivientes también ha recibido su grano de arena desde el cine asiático. No con una gran cantidad de títulos, probablemente por una simple cuestión cultural, ya que las costumbres religiosas más habituales en muchos de los países del continente suelen optar por la incineración, pero siempre con esa visión diferente, aportando su punto de vista y estilo particular. De entre todos ellos hemos seleccionado una decena de películas con las que ponernos en forma para el esperado estreno este 4 de enero de Train to Busan, en la que los infectados campan a sus anchas por un tren de alta velocidad. Preparad las protecciones antimordiscos, y recordad, ¡apuntad a la cabeza!

  1. Kung Fu Zombie (Hwa I Hung, 1981)

La magia negra era uno de esos elementos que aparecía no pocas veces en las películas de Serie B y Z del cine de Hong Kong en los años 70 y 80, y dentro de esa serie de títulos en la que los hechiceros son capaces de devolver la vida a los muertos nos quedamos con Kung Fu Zombie, posiblemente la única de ellas disponible en nuestro país en DVD. Esta mezcla de comedia y artes marciales protagonizada por el indonesio Billy Chong con fantasmas, vampiros y un muerto viviente (sí, solo uno) es una de esas locuras en las que siguiendo la tradición, un monje taoísta con ganas de experimentar sus hechizos ayudará a un matón tras provocar su muerte, dando pie a unas cuantas escenas de lucha dignas de ver. Chong le cogió el gusto al tema, y al año siguiente  los muertos vivientes le ayudaban a vengarse del asesino de su padre en la psicotrónica Kung Fu from Beyond the Grave, otra joya de las artes marciales más trash.

  1. Bio Zombie (Wilson Yip, 1998)

Una década antes de dirigir la trilogía Ip Man, el hongkonés Wilson Yip ganaba experiencia dirigiendo películas de terror de bajo presupuesto como Bio Zombie, una serie B de lo más entretenida. Ambientada en un destartalado centro comercial de Hong Kong (al más puro estilo del Zombi de George A. Romero), seguimos a un par de matones que tras atropellar a un viandante le llevan hasta allí en su coche, donde regentan una pequeña tienda de dvds piratas. La víctima está infectada por un arma biológica (importada de Iraq, nada menos), y no tardará en propagarse entre los empleados y pocos clientes a ritmo de mordiscos. Sangre a borbotones, comedia, maquillajes poco halagadores y mucha diversión para uno de esos títulos de culto del cine de Hong Kong de finales de los 90

  1. Sars Wars (Taweewat Wantha, 2004)

¿Recordáis el virus de la gripe aviar? Puso en jaque a todo el planeta a principios del milenio pasado, y aunque no fue especialmente severo en Tailandia (con apenas 7 casos registrados) dio pie a que la productora Sahamongkol se sacase de la manga Sars Wars, en la que el virus desata una epidemia zombi, convirtiendo a los humanos en seres sedientos de sangre, además de hacer efecto en los animales como la serpiente gigante mutante que acabará combatiendo el extraño grupo de personajes protagonista. Humor thai, referencias a Matrix o Star Wars (más allá de su título), escenas de animación y hasta un bebé zombi no faltan en una de las propuestas más chifladas del subgénero en Asia.

4. Helldriver (Yoshihiro Nishimura, 2011)

A pesar de que el 99% de los fallecidos en Japón pasen a ser incinerados, la última hornada de directores de la serie Z japonesa tomó el subgénero de los muertos vivientes como bandera, con numerosas propuestas de presupuesto escaso, pero con mucha imaginación y hambre de cerebros frescos. Hay de todo: zombis yakuza, soldados, colegialas… de entre todas estas propuestas, además de la icónica Stacy, nos quedamos con Helldriver, dirigida por el mago de los efectos especiales Yoshihiro Nishimura bajo el difunto sello Sushi Typhoon, que aprovecha una historia distópica en la que Japón queda partido por un muro que separa a los vivos de los zombies para realizar una crítica social. No faltan sus habituales modificaciones corporales y excesos de hemoglobina en una auténtica salvajada, pero con mensaje. Como decía su slogan, Sayonara, Japan!

  1. Summer Among the Zombies (Nobuhiko Obayashi, 1988)

Los zombis han sido algo habitual en el cine japonés de serie Z, pero también en propuestas más autorales como la reciente Miss Zombie de Sabu (toda una rareza para un director cuyos personajes se pasan la vida literalmente corriendo). En un tono distinto nos encontramos con el film de título engañoso Summer Among the Zombies, con la que el director de culto Nobuhiko Obayashi construía un drama familiar sobre la memoria alrededor del encuentro entre un hombre y una pareja extrañamente parecida a sus fallecidos padres. Las visitas a su casa aumentan, pero a la vez el estado físico del hombre se va deteriorando. Una muy interesante entrada en el cine de un director injustamente desconocido, que en lugar de llevarnos hacia el terror y el gore utiliza el fantástico como llave hacia preguntas existenciales y esa nostalgia tan presente en su obra, convirtiendo a su protagonista en un muerto en vida, en lugar de en un muerto vuelto a la vida.

  1. Versus (Ryuhei Kitamura, 2000)

Cuando el director japonés Ryuhei Kitamura se puso a rodar la secuela de su cortometraje Down to Hell poco podía imaginar que crearía uno de los grandes títulos de culto del cine japonés del nuevo milenio. Así nacía Versus, que con un estilo visual muy influenciado por la saga Evil Dead, Matrix, y la estética videoclipera que marcaría la carrera del director, nos adentraba en un bosque donde la ciencia ficción, el cine de yakuzas y el terror chocaban en una de esas bombas de nitroglicerina que aparecían de vez en cuando en el V-Cinema nipón. Convertido en título de culto más que justamente, combate la falta de presupuesto con puro talento y una energía que desborda cada fotograma.

  1. Goa Goa Gone (Raj Nidimoru y Krishna D.K., 2013)

India también se ha querido sumar a la fiebre de los infectados, y superado ya aquel baile imitando el Thriller de Michael Jackson por parte de Chiranjeevi en Donga, en estos últimos años se han sacado de la manga títulos como la descacharrante Miruthan o Go Goa Gone, que nos traslada a la paradisíaca costa oeste del país. ¿Qué pasaría si en plena discoteca se empezaran a infectar los asistentes a través de una droga sintética con terribles efectos que les produce ansia de cerebros humanos? Pues que la fiesta se desmadraría más de la cuenta. Eso es lo que sufren tres solteros con ganas de marcha que acaban rodeados de infectados hambrientos, aunque por suerte está de su lado Boris, un peliteñido Saif Ali Khan que sabe manejar la escopeta recortada como nadie. Toda una rareza muy divertida dentro de la producción Bollywood.

  1. KL Zombie (MJ Woo, 2013)

El sudeste asiático también ha querido poner su granito de arena en el subgénero de los muertos vivientes con títulos como este KL Zombie llegado desde Malasia, que con el Zombies Party de Edgar Wright como referente mezcla humor y terror con la historia de un anónimo repartidor de pizzas que escapa de los hambrientos infectados a golpes de stick de hockey hierba (en lugar de la pala de cricket del personaje de Simon Pegg), uniéndose a su lado los pocos supervivientes de la epidemia zombi que azota su capital Kuala Lumpur. 90 minutos de pura diversión en la que tras una primera parte basada en la comedia pasa a la acción indiscriminada, con un final memorable. Curiosamente su director, Woo Ming Jin (firmando el film con un mucho más moderno MJ Woo) es más que conocido en el circuito festivalero al haber paseado su filmografía por Cannes, Venecia o Rotterdam o Gijón, aunque no con esta película.

  1. The Neighbor Zombie (Jang Youn-Jung, Oh Young-Doo, Ryoo Hoon, Yeong Geon, 2010)

No es Train to Busan la primera película coreana con zombis/infectados ni mucho menos (ese honor recaería probablemente en A Monstrous Corpse de 1980), pero si es verdad que hasta hace muy pocos años no era un subgénero habitual en la filmografía, y de hecho en la mayoría de los casos tocando más la comedia y la parodia que el propio terror. Una de las propuestas más interesantes es The Neighbour Zombie, que rodada con muy pocos medios reunía en sus seis segmentos unidos por el hilo argumental del estallido de una epidemia zombie seis historias independientes que pasaban de la comedia slapstick y la acción al drama social y el romance sin perder cantidades importantes de sangre por el camino, convirtiéndose en un film igual de recomendable para los fans del subgénero zombie como para los aficionados al cine coreano.

  1. I am a Hero

Si Corea nos proponía uno de los títulos más explosivos del año con Train to Busan, el subgénero apretaba fuerte también en Japón con I am a Hero, la adaptación del conocido manga homónimo. Tras su premiere mundial en el Festival de Sitges en 2015 subió por las nubes la expectación por este film que propone una epidemia de infectados a través de los ojos de un mangaka que conseguirá escapar de la gran ciudad gracias a su habilidad con la escopeta de tiro al plato. La historia refleja con un tono burlesco los convencionalismos de la sociedad japonesa, y es que más allá de los dilemas morales de nuestro inesperado protagonista sobre si es apropiado o no acabar con los infectados aun a riesgo de ser mordido, tiene la decencia de ir dejando notas de disculpa en las tiendas (desiertas, por supuesto) en las que reposta comida. Excelentes escenas de tensión en uno de los mejores live-action que se hayan rodado hasta ahora.

  1. Train to Busan
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El inesperado paso del director Yeon Sang-ho a la imagen real tras emocionarnos con dos cintas de animación de fuerte calado social y visión realista como The King of Pigs y The Fake ha resultado ser el mayor éxito en la taquilla coreana del 2016 y el gran divertimento del año. Train to Busan llevó al cine a más de 11 millones de coreanos gracias a un cóctel que ya había preparado con un sabor más o menos cercano Bong Joon-ho en 2006 con The Host: cine fantástico a la coreana, imaginativo, con un ritmo endiablado que pone los nervios de punta haciendo temer por el destino de los protagonistas, un grupo de secundarios que se ganan el corazón (y alguno de ellos, el odio) del espectador y la dosis de melodrama familiar indispensable para soltar alguna lágrima por el camino. En este caso sorprende además la frescura de la propuesta partiendo de un género tan manido en los últimos años como el de la epidemia zombi.

Un reportaje de Víctor Muñoz

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