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Pastisserie Coin de Rue (Japón, 2011)

08/08/2012

Ficha Técnica: Año: 2011 País: Japón Director: Yoshihiro Fukagawa Duración: 115 m Género: Comedia/Drama Protagonistas: Yosuke Eguchi, Yu Aoi, Mariko Kaga, Noriko Eguchi, Keiko Toda. Más información: imdb

Sinopsis: Tomura (Yosuke Eguchi) fue considerado uno de los mejores reposteros de Japón, pero hace ocho años, a causa de un terrible accidente, aparcó los bártulos y ahora se dedica a dar conferencias en la escuela de gastronomía, además de escribir una guía donde critica las distintas pastelerías de Tokio. Por su parte, Natsume (Yu Aoi) es una joven que viaja desde Kagoshima hasta la capital en busca de su novio, con el que se había prometido. Cuando llega a la “Pastisserie Coin de Rue”, lugar en el que supuestamente él debía estar trabajando, le informan de que ya no se encuentra allí, por lo que se queda sola en una ciudad en la que no conoce a nadie. Pero pronto las cosas cambiarán…

Crítica: Aunque todos sabemos que si consultamos Internet obtenemos multitud de información sobre pastelerías o panaderías de todo el mundo, resulta un poco más extraño encontrarnos con películas cuya trama gire entorno a estos artes culinarios reposteros. Ahora que están de moda las producciones sobre gastronomía e incluso ya se empiezan a vislumbrar festivales de cine especializados en el tema (sin ir más lejos, el Festival de Cine de San Sebastián tiene una sección llamada Culinary Zinema), es grato observar cómo el cine japonés, dentro de su estética minimalista, acomete una producción donde los pastelitos y sus ingredientes son los verdaderos protagonistas. Vaya por delante que ver esta Pastisserie Coin de Rue (algo así como ‘la pastelería de la esquina’) supone un auténtico pecado, sobretodo para aquéllos a los que nos sobra algún kilito de más y estamos realizando esfuerzos sobrehumanos para que nos quepa el bañador del año pasado; y es que nada más aparecer los títulos de crédito iniciales ya asistimos a una auténtica perdición de dulces y tartas con una pinta estupenda y con las que se nos hace la boca agua.

En este aspecto podemos decir que el director de la propuesta, Yosihiro Fukagawa (conocido por la adaptación a la pantalla grande del drama televisivo Into the White Night en 2011, y por haber estrenado el pasado Mayo su nueva comedia Girl), sabe captar desde el primer momento la atención de sus espectadores, con ese ir y venir de bandejas de suculentos manjares y esos primeros planos de las auténticas obras de arte que los protagonistas son capaces de cocinar. Es una pena que pasado el primer tercio del metraje el desarrollo de la trama nos lleve por otros derroteros más dramáticos y decididamente sentimentaloides, y no será hasta el último tramo del mismo que no volvamos a asistir a otra exhibición de artesanía confitera. Las casis dos horas de duración se llevan bastante bien, aunque la parte central sufre algún que otro socavón, debido en su mayor parte a un guión que en ocasiones peca de repetitivo. Situaciones que se podían haber resuelto en un par de pinceladas se estiran como un chicle y existe una descarada búsqueda por sensibilizar al público a cualquier precio (traumas con niños de por medio, accidentes que echan toda la ilusión al traste, amores no correspondidos…). Pero el conjunto se aguanta por el buen hacer de unos personajes bien trazados y que, en el caso de la pareja protagonista, destilan bastante química. Los choques dialécticos entre el maestro de repostería amargado y la testaruda y corajuda recién llegada que quiere llegar a convertirse en una gran pastelera tienen su gracia, aunque en el caso de la chica su tono de voz (justificado porque proviene de una zona rural en la que se habla un japonés difícil de entender en la capital) pueda llegar a enervar a más de uno. Y mientras tanto Natsume trabaja duro, entre una jefa que no le perdona ni un error pero que la acoge bajo su manto sabedora de que tiene ante sí a una buena pastelera en potencia, y una compañera que la envidia porque en el fondo sabe que su talento le supera.

A parte del elenco autóctono, capitaneado por Yosuke Oguchi (GoemonShaolin Girl) y Yu Aoi (Memories of Matsuko, Hula Girls), vale la pena destacar la participación de un par de actores extranjeros, que como suele ocurrir en las producciones japonesas, actúan más de florero que de otra cosa. Se trata de Nathan Berg, quien interpreta al marido francés de la chef principal (en una caracterización pétrea e impersonal: parece que esté ahí simplemente para poder justificar el título del film en francés), quien en teoría debería compartir conocimientos culinarios pero que en el film no se le ve haciendo otra cosa que barrer el suelo, atender a los clientes o tocar la guitarra (sic), y la californiana Cynthia Cheston (The Final Judgement) que aquí da vida a una sofisticada aristócrata francesa, que quedará extenuada ante la textura y ricura de los postres que podrá degustar durante un gran banquete final.

En definitiva, una película de superación personal que bien bien se habría podido titular ‘el dulce porvenir’, apta para todos los públicos y para todos los paladares (sobretodo para los triperos zampabollos), que cumple con creces con sus objetivos que no son otros que hacer pasar un buen rato al personal.

Lo mejor: El desfile de delicias que se comen con los ojos.

Lo peor: El exceso de dramatismo en algunas escenas (y sino, ya verán el episodio de la niña y el autobús).

Por nuestro colaborador Francisco Nieto

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