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Nosolocine: Dark Water, el origen literario del terror japonés

01/04/2016

Cuando queda menos de una semana para que The Ring (1998) haga su aparición triunfal en una sesión que se nos antoja «necesaria» para cualquier amante del cine de terror en el Cine Phenomena de Barcelona, publicamos la crítica de uno de los partícipes de la misma, el escritor Koji Suzuki, que nos presenta en Dark Water una colección de relatos que demuestran el poder del agua estancada o contaminada como aproximación a lo maligno. Basta recordar el pozo en el que se encuentra sumida en soledad uno de los entes más perturbadores del cine de terror contemporáneo: Sadako, para hacernos una idea de lo que estamos a punto de leer.

Dark Water, portada del libroPara el Sintoísmo el agua cristalina, translúcida, se asocia con la pureza y la regeneración, mientras que el agua estancada, sucia o contaminada, causa cierto temor por considerarse una advertencia de la aproximación de algo maligno. El agua mugrienta es la puerta, el medio ideal, por la que se cuelan entidades malévolas en nuestro mundo, siendo su hábitat la putrefacción o el moho del que se alimentan para adquirir fuerza suficiente como para manifestarse ante los vivos. El agua como canal para el Bien y el Mal; el agua como elemento de la madre naturaleza que inspira a Koji Suzuki para trazar relatos de misterio que nos perturban por su cotidianidad, inundando nuestras mentes de pesadillas que nos ahogan, no por lo terrorífico o grotesco, sino por la sensación de perdernos entre la oscuridad de su prosa y, sobre todo, por arrojarnos a un pozo desconocido, sin cuerda a la que agarrarnos, del que nos impide salir. Ahora, Satori Ediciones nos concede la oportunidad de bucear entre un conjunto de cuentos malsanos del maestro Suzuki gracias a un libro (de obligada lectura para los amantes de lo fantástico), cuyo título, Dark Water, no por casualidad ¡evoca cierta producción de Hideo Nakata! El otrora creador de la saga Ringu nos hunde hacia el fondo de una bahía lúgubre, cuyos sedimentos concentran distintas maldiciones pretéritas de origen incierto; una bahía de la que es muy difícil salir a la superficie porque nunca sabemos con exactitud el verdadero origen del mal, tampoco su propósito, solo su canal de entrada. Una vez abierta esa válvula de escape de lo maligno es improbable que podamos cerrarla. Ya se sabe, y Suzuki el primero, que frenar el agua es del todo imposible.

Dark WaterSuzuki no es el único que cree en la fuerza todopoderosa del agua. Masaru Emoto, un controvertido doctor de Yokohama (que falleció, por cierto, en el año 2014) dedicó parte de su vida a demostrar el poder del agua a través de varios experimentos. Emoto la sometía a distintos grados de volumen de nuestras palabras, sonidos y pensamientos, y éstos, dirigidos y expuestos según varias intensidades, decibelios y temperaturas influían en la forma de cristalización al congelarla. Según Emoto, la apariencia estética de los cristales depende de si las palabras o pensamientos dirigidos hacia el agua son positivos o negativos. Sus estudios están adscritos a la rama pseudocientífica y fueron ampliamente criticados por la comunidad científica por sus afirmaciones, ya  que se oponían claramente a las leyes de la física y la ciencia al emplear métodos inapropiados para defenderlas. Suzuki, cuando escribe, y al contrario de lo que se pueda pensar, lo hace desde una visión paracientífica más que metafísica, pues intenta mostrar esa canalización del bien y del mal a través del “estado del agua” mediante ficciones que pueden poner los pelos de punta, pero en las que raramente se vislumbra un ectoplasma (como sí sucede en las adaptaciones cinematográficas de sus relatos), encontrando así puntos en común con el trabajo del profesor Emoto. En Dark Water es precisamente el estado de ánimo de los personajes que construye el que influye en el desarrollo y la resolución de los relatos. En todos ellos vemos cómo las actitudes y comportamientos de los protagonistas varían de ficción en ficción y derivan a planteamientos diferentes a la hora de resolverse (o no, porque muchos se quedan en el aire, como el mal que respiran) las historias planteadas.

Insistimos en que este elemento de la naturaleza forma parte intrínseca de las creencias asociadas al culto Shintô, creencias atávicas si se quiere, pero que reflejan parte de los miedos de la sociedad japonesa desde tiempos inmemoriales. El agua puede ser beneficiosa, pero también destructiva: ¿A cuántas inundaciones han tenido que hacer frente los nipones a lo largo de los siglos? ¿A cuántos “tsunamis” han sobrevivido? Suzuki refleja esos miedos, resituándolos de forma asertiva en la cotidianidad y contemporaneidad de su sociedad, sea a través de una niña desaparecida, se intuye ahogada accidentalmente (en “Agua que se agita”, cuya adaptación cinematográfica llevó a cabo Hideo Nakata en 2002 en una laureada película que se excedía más allá de los propósitos angustiantes del relato original, y no por casualidad el primero que encontramos en esta edición); sea a través del abandono (en “Isla solitaria”); sea mediante la imposibilidad de escapar del agua al verse uno completamente rodeado de ella (en “El Barco a la deriva” y en “Un crucero de ensueño”; ésta última readaptada magníficamente por Norio Tsuruta, a pesar de lo que se dijo en su momento, en el último capítulo de la segunda temporada de la serie Master of Horror); o mediante la claustrofobia al verse preso en un medio acuático hostil del que es imposible emerger (en “El bosque en el fondo del mar”).

The RingEl capítulo más importante como reclamo comercial es precisamente el que da título al libro en su edición internacional, si bien cobra más sentido la traducción literal del original (“Honogurai mizu no soko kara”, algo así como “Desde el fondo del agua oscura”). Un relato cuyo clímax, y a pesar de que no se determine explícitamente, está contextualizado en plena temporada de lluvias (“tsuyu”, que coincide en el mes de Junio), una época en la que se cree que las almas en pena encuentran un medio para comunicarse (la lluvia atrae a los espíritus de los difuntos que encuentran refugio y un medio para purificarse). Sobra explicar la historia de una madre soltera protegiendo a su hija del acoso de una niña fantasma (en el relato, Suzuki solo lo insinúa, del mismo modo que en la novela de Ringu nunca aparecía el rostro desfigurado de Sadako, como sí procede en las tan celebradas películas), pero vale la pena remarcar que está ambientada en la temporada de lluvias y cobra todo su sentido que cierto espíritu que no puede escapar de su destino fatalista se manifieste precisamente en esta época (en el filme, Nakata fue mucho más claro al ubicarla en pleno “tsuyu”).

Japanese-authors-3Dark Water no se inscribe en los márgenes del horror, más bien en el campo de lo misterioso e ignoto, y en tal caso las presencias sobrenaturales que aparecen, difuminadas, son un reflejo de los miedos internos de cada personaje; las aguas agitadas del subconsciente proyectan imágenes fantasmagóricas, y así nos lo hace comprender Jesús Palacios al final del libro, a modo de apéndice, en su pormenorizado análisis teórico de la obra de Suzuki, donde también desmonta ciertas etiquetas que injustamente y por puro capricho de la ignorancia le han sido puestas al escritor originario de Hamamatsu (como la de llamarle el Stephen King japonés… ¡sic!). Si hay algún narrador occidental al que se le pueda comparar es al autor británico William Hope Hodgson y a sus relatos fantásticos de marineros poseídos por el desdén a la mar y su visión tétrica cósmica, y que luego influenciaría a H.P. Lovecraft. Yo personalmente creo que este conjunto de relatos de agua oscura encuentra algunos paralelismos con los relatos que escribía el maestro de lo escabroso Ranpo Edogawa, y si se quiere con Edgar Allan Poe, pues el primero (y así consta en su seudónimo) estaba hechizado por la obra del segundo.

En todo caso, estad alerta con toda agua encharcada a la que os acerquéis: este es el mensaje, con más imaginación y fantasía que realidad, que nos deja Suzuki con estos relatos de húmeda intriga; nos recuerda que el portón fronterizo entre el Bien y el Mal es muy difícil de cerrar: una vez te has mojado y has entrado en contacto con el “otro lado”, difícilmente podrás escabullirte a no ser que seas un excelente nadador olímpico.

Ficha Técnica:

Título: Dark Water ; Editorial: Colección Satori Ficción ; Epílogo: Jesús Palacios ; Nº Páginas: 240

Autor: Koji Suzuki Traducción: Rumi Sato ; Precio:  18 €

 

Una crítica de Eduard Terrades Vicens

Imagen de portada obra de Andrea Guillem 

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