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La frase de la semana: Kim Ki-duk presenta su nueva película en el Lido veneciano

03/09/2012

Aunque odiado y vilipendiado por unos, y querido y encumbrado por otros, lo cierto es, que el cine de Kim Ki-duk no deja indiferente a nadie, es más, se espera con ansiedad cada uno de sus nuevos trabajos. Cine visceral, atípico, potente es el que nos ofrece el director surcoreano, capaz de dar en la diana con algunas de sus cintas, y perder el rumbo en otras. Pero eso es lo que tiene dirigir por instinto, por arrojo, sin calcular riesgos y sin estilo pre-definido. Es indudable que sus imágenes y sus historias están repletas de romanticismo, el romanticismo del XIX: apocalíptico, abocado a un destino fatalista y siempre descarnado. Aún así y más allá del escándalo que puedan suscitar sus películas, en estos momentos se puede decir que Kim Ki-duk es un cineasta hecho y derecho, con una visión rica, con un lenguaje cinematográfico auténtico y propio, que puede mezclar una forma de narración clásica y depurada, con unas imágenes perturbadoras e impactantes.

Tras el paréntesis creativo en el que se vio inmerso tras el rodaje de Dream, analizado el pasado año con Arirang (2011), un documental, un auto-retrato, o “falso” documental, donde visualizamos los tres años de retiro del director coreano después del trauma que le causó el accidente de rodaje en el que casi muere una actriz, además del via crucis personal en que se vio inmerso tras las traiciones que sufrió por parte de jóvenes creadores que él había apadrinado, Kim Ki-duk es noticia esta primera semana de Septiembre, porque regresa y por la puerta grande al panorama internacional.

El realizador coreano se ha puesto definitivamente las pilas tras su hiato creativo de tres años, y ya tiene finalizada una nueva realización, cuyo rodaje se inició en Febrero. Pieta será presentada internacionalmente mañana martes 4 de septiembre en la Sección Oficial del Festival de Venecia, y dos días más tarde se estrenará en Corea, su amada y odiada patria. El film, que nos devuelve al Kim Ki-duk visceral, trata acerca de un hombre brutal que trabaja para un prestamista sin escrúpulos. Sin familia ni otros seres queridos de los que preocuparse, el hombre lleva a cabo sus desagradables tareas sin vacilación alguna, hasta que un día una misteriosa mujer aparece en su vida asegurando ser su madre. Al principio él no la cree, pues no conserva ningún recuerdo de una figura materna, pero su apego hacia ella crecerá… hasta descubrir su terrible y triste secreto.

La frase de la semana es pues para este director coreano nacido en 1960 en un pueblo situado cerca de Daegu, en una región montañosa de origen campesino.

Pieta se presentará en Venecia y eso me permitirá ver y aprender cómo otros directores miran la sociedad de hoy en día. Seguro que me proporcionará nuevas perspectivas.»

Kim Ki-duk, director coreano que presenta en Venecia su último film, Pieta.

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