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Diario de un nitòman: Jornada 3 – Abanico asiático

15/07/2016

El tercer round de las Nits ha sido cuanto menos ecléctico, variado y sin complejos: hemos tenido un popurrí de producciones de todos los países que cuentan con una industria solvente y potente, e incluso alguna que otra que se escapaba de las fronteras asiáticas.

Kuda yana.jpgPara empezar el día, y una vez más como viene siendo tradición tras el desayuno, hemos compartido el auditorio del Cine Vigatà con la chiquillería oriunda de Vic para disfrutar de una coproducción animada entre Corea del Sur y España: Khuda-Yana, una versión muy libre de la leyenda china de Sun Wu-kung, mezclada con fabulas surcoreanas y indias; una cinta apta para los más pequeños de la casa dada la cantidad de fantasía heroica y personajes estrambóticos que aparecían a lo largo de su metraje. Para estrambótico el monstruo protagonista de la sesión de “kaijû eiga” de hoy: Barugon, una fiera antediluviana cornuda que puso en aprietos por primera Los monstruos del fin del mundovez al galápago Gamera en… Los Monstruos del Fin del Mundo (aka Gamera vs Barugon, 1966). Osaka y Kobe han sido las ciudades afectadas por la horda destructiva de ambas criaturas en una producción de Shigeo Tanaka que, con el tiempo, se ha postulado como la más seria y perfeccionada de la saga clásica del quelonio gigante, amén de un argumento trabajado y unos monstruos en los que incluso les dieron de cierta expresividad en sus rostros. Veremos que nos depara la siguiente sesión de la retrospectiva: ya sabéis que cada día, cuando las agujas del reloj marcan las 12 del mediodía, un “kaijû” se presenta en las puertas del Vigatà.

no lOnger heroineDespués de la pausa obligada para zampar y recuperar fuerzas, hemos regresado para contemplar la que para el firmante ha sido la mejor producción del festival: No Longer Heroine, un “manga-eiga” que adapta un “shojo” (Hiroin Shikkaku) de Momoko Koda publicado entre Marzo de 2010 a Marzo de 2013 en la revista Bessatsu Margaret de Shueisha. Una comedia romántica que juega con los tópicos del género y satiriza con ello: el típico “love triangle” llevado al extremo, con cierta gracia y un sentimentalismo nada empalagoso. Lo mejor: el cameo del inconmensurable Riki Takeuchi.

SunakaliEntre la risa y el llanto nos hemos escapado a ver el documental nepalés Sunakali, que sigue el viaje que emprendió una niña para formar su propio equipo de futbol e intentar disputar el campeonato nacional, teniendo en cuenta que las jugadoras vivían en la región de Mugu (Oeste de Nepal, una de las zonas menos desarrolladas del Himalaya). Increíble reto que demuestra que nada es imposible, las barreras solo nos las ponemos nosotros. Y justo antes de proseguir con otra película nepalí, concretamente Serdhak, The Golden Hill (hoy el Festival estaba dedicado The Dealal Nepal), nos hemos mordido las uñas y muñones con The Deal: un thriller policíaco surcoreano, veloz como una liebre, que empieza con el arresto de un asesino en serie y prosigue con una retorcida historia de “kkangpae” (mafia local). Sorprendente a ratos, algo tópica en otros, el espectador debe permanecer atento hasta el clímax final para saber que conexión tiene el “psychokiller” con una serie de gánsteres que han entablado una guerra entre ellos por motivos que tampoco se aclaran demasiado.

A medianoche, a la hora de las brujas, la lámpara Hikari ha decidido saltarse el protocolo y de la “Bassa de los Hermanos” se ha ido votando hasta la “Jazz Cava”, un pub con mucho estilo y encanto en el que hemos podido gozar de un concierto único y mágico a cargo de la Camping Band Orchestra enmarcado dentro de la Be Asian Night, en el que nos han deleitado con bandas sonoras por todos conocidas (majestuoso el tema de amor de In the Mood For Love), openings de anime que todo el público ha tatareado y temas propios con influencias de música tibetana. Una noche redonda para un día redondo. Hikari no se ha apagado hasta pasadas las 2 de la madrugada… el “Ushimitsu”, la hora en que se cree que los yôkai, o-bake y otros seres del inframundo empiezan a danzar por los caminos secundarios de las villas del Japón. Hikari es un fantasma atípico, eso sin duda.

Una crónica de Eduard Terrades Vicens

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