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Diario de un nitòman: Jornada 2. Los monstruos invaden Vic

14/07/2016

El 13 de Julio de 2016 pasará a la historia de la humanidad por ser el día en que los “kaijû” (ya saben, esos monstruos extraños venidos de la Tierra de Cipango) invadieron y pisotearon Vic: Godzilla, la galápago Gamera, la polilla Mothra, el dragón de Tres Cabezas Ghidorah… todos se han congregado en esta localidad de poco más de 40.000 habitantes para conseguir su ejemplar del primer cuaderno de campo dedicado a ellos.

P-Monster-HuntPero los verdaderos protagonistas monstruosos de hoy han sido los hongkoneses: para empezar el día con fuerzas hemos podido ver Montser Hunt, un híbrido entre “kaijû eiga” (con monstruitos digitales) y un film familiar, en el que el descendiente heredero al trono del reino de los monstruos verá peligrar su poltrona y su existencia por culpa de un tirano. Una sesión monstruosa para toda la familia que ha venido seguida de El Grandioso Hombre de Pekín: el King Kong que la mítica productora Shaw Brothers impulsó un año después de la versión unspecifiedofrecida por Dino de Laurentiis en 1976; un despilfarre de medios para una producción risible, en el que las escenas de relleno y de destape se convierten en la única solución narrativa para poder llegar al verdadero e interesante clímax final, que se produce cuando el “Hombre de Pequín” (¿Pero no lo encuentran en el Himalaya?) empieza a destruir el centro financiero de Hong Kong en busca de su amante y cuidadora, una suerte de Tarzan femenina que los productores de la cinta, a la mínima que podían, la desnudaban para poder contentar a las audiencias. Eso sí, las risas de los asistentes han acompañado a toda la proyección.

Y de Hong Kong no nos hemos alejado demasiado de ubicación, pero sí de flujo temporal, ya que P-THE-MASTERhemos cogido la máquina del tiempo para dirigirnos a Tianjin para descubrir que en 1932 era la capital de las artes marciales: The Master, aunque parezca una película más sobre las enseñanzas marciales, es un fresco de un momento muy concreto de la historia de la China pre-invasión japonesa. El film está producido por el mismo Wong Kar-wai; no en vano, está dirigida por Xu Haofeng, el guionista de su The Grandmaster. Pero no todo son artes marciales en la cinematografía china. Después de esta oda al género más popular de la Gran P-OLD-STONEMuralla Comunista (bueno, ahora diríamos pseudo-capitalista) le ha tocado el turno al cine de denuncia social con Old Stone, un crudo relato firmado por Johnny Ma sobre la inoperancia de los servicios públicos chinos: un taxista que atropella por accidente a un motorista ve como ningún estamento oficial da respuesta a las necesidades del enfermo, y más cuando éste cae en un coma profundo; solamente la voluntad del mismo taxista hará que el afectado pueda “vivir” con un mínimo de dignidad.

Pero lo más sorprendente de todo el día ha sido la película Beijing Carmen, en la que la Beijing CARMENreputada coreógrafa, productora y guionista Michele Wang adapta la famosísima ópera Carmen, intercambiando los escenarios andaluces por la China contemporánea y urbanita. Una velada nocturna que ha sido adornada por la tradicional cena al estilo mandarín, junto con un concierto de canción china y una pequeña muestra del talento de la bailaora catalana Aina Nuñez, mientras el yôkai Hikari, ese farolillo que se ha convertido en la mascota de la presente edición, danzaba a su alrededor; la “Bassa de los Hermanos” se ha convertido en un gran tablao flamenco por unos instantes.

La segunda jornada se cierra con música, y unos cuantos yôkai, marionetas y maneki neko que, después de que esta tarde compartieran espacio en la biblioteca Joan Triadú (se han presentado el libro infantil “Las Aventuras de Maneki Neko” y la compañía de títeres “Rondallaire” ha escenificado un cuento japonés inspirándose en el Kodomo no Hi, el día del niño en Japón, que se celebra cada 5 de Mayo), se encaminan a la cuesta de la pensión fantasmal; aquella pensión en que todos los “Nitomans” regresan cada noche para seguir con la diversión asiática.

Un reportaje de Eduard Terrades Vicens

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