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(De) construyendo a la mujer iraní

11/02/2016

En 2011 me encontraba dando clase en la Escuela de cine de San Antonio de los Baños (Cuba) y allí tuve la ocasión de ver la película Nader y Simin junto a un grupo de estudiantes. La cinta acababa de conseguir su nominación a los Oscars como mejor película extranjera, y tras el pase se produjo un improvisado coloquio acerca del cine iraní, en el que, obviamente, se tocó el tema de la situación de la mujer. Fue el día que conocí a Roya, la primera estudiante de cine iraní que acogía la escuela de cine cubana. De esta manera conocí el genio, obstinación y determinación de la mujer iraní: una mujer que tan bien describe la película que se estrena este viernes, Nahid.

Nahid 1Nahid es una mujer que vive en una población costera del Norte de Irán. Un mujer independiente, separada de su marido, que con dificultad llega a final de semana para sacar adelante a su hijo, un mozalbete rebelde que como el resto de la sociedad se empeña en llevarle la contraria. Nahid debe el alquiler del piso donde vive, se resiste a regresar a la casa familiar, y trapichea para pagar las cuotas de la escuela privada donde asiste si hijo. Nahid es ante todo una persona que lucha por sacar adelante su vida. Algo cambiará cuando esta mujer se enamore de un hombre, y deba decidir entre mantener la custodia de su hijo (tras un acuerdo con su primer marido, éste le permite ver a su hijo con la condición de que no vuelva a casarse), o iniciar una nueva relación.  Sería incompleto contemplar Nahid como un reflejo de lo que es la mujer iraní, sería más ajustado verla como la historia de amor de una mujer que vive en Irán, y que debe enfrentarse a todos y a cada uno de los resortes que le impiden ser feliz. La historia de una mujer que dedica casi la totalidad de su existencia en ofrecer a su hijo aquello que tanto le costó a ella conseguir: un futuro secuestrado para una gran parte de la población.

Nahid 3El mar, uno de los fotogramas del imaginario colectivo empleado para expresar «la libertad», es transformado con una sutileza impropia de una directora novel en una metáfora de la situación en la que se encuentra una mujer iraní enamorada. Nahid (a la que da vida una extraordinaria Sareh Bayat  a la que muchos recordarán por su interpretación en Nader y Simin) se recluirá en esta playa de los ojos de la sociedad para encontrarse con el hombre del que se ha enamorado, Massoud. Vivirá allí una historia de amor prohibida. El mar dejará de estar en calma, el sol desaparecerá de esa visión bucólica para mostrarnos los claroscuros de la vida de una mujer que puede decir todo, excepto la verdad. Nahid se verá obligada a mentir a su ex marido (un pobre diablo al que su familia obligó a casar cuando era un crío), a su mejor amiga (en una sociedad como la iraní, la verdad es muchas veces un lujo), al casero donde vive, o  incluso a su nueva pareja.

Nahid 2Plagada de elipsis que acentúan los momentos dramáticos o aquellos de aparente felicidad, utilizando la ciudad como un personaje más (ese paseo en barca que transporta a la mujer y a su hijo a su casa tras la jornada diaria), y resaltando la cámara como el ojo que todo lo ve (será una de estas cámaras la que finalmente descubrirá la doble vida de Nahid), la directora Ida Panahandeh se une a los nombre de Rakhshan Bani-Etemad, Marjane Satrapi, Mitra Farahani, Hana y Samira Makhmalbaf, o Roya (la joven estudiante de realización que conocí en Cuba): mujeres que han contribuido y contribuyen a enriquecer la cinematografía mundial.

Nahid es como una huella en la orilla del mar. No dejéis que el oleaje os impida verla antes de que las aguas la hagan desaparecer.

Enrique Garcelán.

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