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Adiós, cineasiático

11/12/2011

El pasado viernes 9 de Diciembre, cuando el día despuntaba, dijimos adiós a mi cineasiático más querido.
Después de 92 años, no era la suya una cinematografía en la que abundaran las películas orientales. En parte, por el poco tiempo que dedicó a lo largo de su vida a «estar encerrado en una sala de cine» (como solía decirme, cuando cada fin de semana le pedía dinero para ver el programa doble que daban en el cine del barrio).

Evidentemente, no coincidimos en el cine muchas veces, y la que recuerdo con mayor cariño, allá por el año 1976 (yo tenía cerca de 12 años) poco o nada tiene que ver con la cinematografía asiática. A ver, reparto de tortas en la película sí lo había, pero no era ni por asomo una cinta de artes marciales interpretada por Bruce Lee, sino una película de boxeo, americana, en la que Sylvester Stallone daba vida al púgil Rocky Balboa. La vimos en el cine Tívoli (hoy en día reconvertido en teatro) y disfrutamos lo nuestro.

Pero lo que son las cosas, sin José Antonio, mi cineasiático más querido, CineAsia, como la entendéis hoy, no hubiera existido. 

Sólo un cineasiático entiende lo que es ser españolista (al Español le cuesta ganar, lo mismo que a una película asiática le cuesta ser estrenada en nuestro país). Y José Antonio, aunque a veces lo disimulaba bien, siempre ha sido del Español.

Sólo una persona sencilla como lo era él, pudo entender lo que un mocoso le dijo hace ya un tiempo, instantes antes de dejar la carrera de Medicina, con la peregrina idea de iniciar una aventura en el mundo de la cultura y para más inri, que tenía que ver con el cine. Y José Antonio lo entendió, a pesar de que casi le da un infarto después de escuchar la revelación.

Sólo una persona con espíritu aventurero es capaz de llegar a conocer otras culturas. Una persona a la que le gusta viajar, desplazarse de un lugar a otro. A José Antonio le hicieron viajar mucho durante los años de la Guerra Civil, seguro que por ello no le importó dejar a un lado lo de viajar durante las vacaciones a lo largo de su vida laboral. A pesar de ello, y de no haber subido a un avión en su vida, conoció Japón, Corea, Hong Kong, China, Taiwán y hasta Tailandia, la India y Vietnam. Sin salir de casa y sin necesidad de utilizar la wikipedia. Cuando nos visitaba, a José Antonio, le bastaba sentarse y ver a nuestro lado todas aquellas películas «tan raras» que veíamos. 

Hasta siempre, papá; mi cineasiático más querido.
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